"Un día en el que pensaba qué podía hacer yo para salvar almas, una frase del Evangelio me dio una viva luz. En otro tiempo Jesús dijo a sus discípulos enseñándoles los campos de trigo ya maduro: 'Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega', y un poco más adelante: 'En verdad, la mies es abundante pero el número de trabajadores es pequeño; pedid, pues, al Señor de la mies que le mande trabajadores'. ¡Qué misterio! ¿Acaso Jesús no es todopoderoso? ¿No son las criaturas de quien las ha hecho? Entonces, ¿por qué Jesús dice: 'Pedid, pues, al Señor de la mies que le mande trabajadores?' ¿Por qué?
¡Ah! Es que Jesús nos tiene un amor tan incomprensible que quiere que tomemos parte con Él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotros. El Creador del unvierso espera la oración de una pobre y pequeñita alma para salvar a las demás almas rescatadas, como ella, al precio de toda su sangre. Nuestra vocación no es ir a segar en los campos de trigo maduro. Jesús no nos dice: Bajad los ojos, mirad los campos e id a segarlos. Nuestra misión (de carmelitas) es todavía más sublime. Éstas son las palabras de nuestro Jesús: ¡Levantad los ojos y mirad! Mirad cómo en mi cielo hay lugares vacíos. Os toca a vosotras llenarlos; vosotras sois mi Moisés orando sobre el monte. Pedidme obreros y yo os los enviaré, no espero otra cosa que una plegaria, un suspiro de vuestro corazón".
Sta Teresa del Niño Jesús, ocd, doctora de la Iglesia.
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