domingo, 8 de julio de 2012

Formación Cristiana


S. Ignacio, al develarnos el actuar de Jesús y las artimañas de que se vale el enemigo, en la parábola de las dos Banderas, lo que nos planteaba era un test a la inteligencia para medir nuestra aptitud y disposición al seguimiento de Cristo, el cual es arduo y exigente en renuncias y sacrificios. Y ahora, con esta nueva parábola de las ‘tres clases de personas’ o de los ‘tres binarios’, como él los llamaba en su tiempo, nos está presentando el test a la voluntad, para medir nuestra capacidad para poder corregir el rumbo que llevamos y renunciar a las repugnancias y apegos desordenados, que nos han podido llevar por senderos equivocados. Nos invita en este ejercicio a considerar si realmente somos libres para ser elegidos o seguir a Jesús.

La parábola es de tres personajes (tres clases de hombres) que han adquirido un patrimonio por unos medios que aunque no son vedados en sí, su afección a ellos les causa carga y son impedimento para alcanzar la paz, viéndose avocados a mantener ese apego y el lastre que ello conlleva o a renunciar a él para tranquilizar la conciencia y asegurar la salvación. Cada uno de ellos toma una decisión distinta:

· La primera clase: es la evasiva o dilatoria, es decir la de aquellos que, lo que pueden hacer hoy lo dejan para mañana, los que conociendo sus apegos (materiales, personales, sociales, intelectuales) los quieren dejar pero no ponen los medios hasta la hora de la muerte.

· La segunda clase: es la negociadora o mezquina, la de los que dan a condición de recibir, la de los que quieren quitar su afección pero permanecer con lo poseído. La de los que busca que Dios se acomode a su parecer, y que no quieren abandonarse totalmente a la voluntad divina, aunque ello sea lo mejor.

· La tercera clase: es la generosa y decidida, la de quienes resuelven renunciar a todo apego, no importándoles el tener o no cosa alguna, pues lo que en verdad les interesa y les mueve a una u otra opción, es sólo aquello que sea para mayor gloria y servicio del Señor.

En el Evangelio, es ejemplo del primer binario el rico necio que se preocupaba sólo en guardar bienes para muchos años cf. Lc 12, 13-21; ejemplo del segundo binario es el joven rico que no fue capaz de dejar sus bienes para ir en pos del Señor cf. Mt 19, 16-30; Mc 10, 17-31; Lc 18, 18-30, y son del tercer binario los publicanos Zaqueo cf. Lc 19,1-10 y Leví cf. Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27, que quisieron dejar lo suyo; pero el prototipo real de este tercer binario fue Cristo, que desposeído de todo, vivió las Bienaventuranzas: ‘Felices los pobres, los mansos, los que sufren, los que tienen hambre y sed de santidad, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que luchan por la paz y los que padecen persecuciones por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos’; y fue en el acatamiento de la voluntad de su Padre hasta la cruz.

Con la meditación de los tres binarios, S. Ignacio, nos invita a ponernos en presencia de Dios nuestro Señor y de todos sus santos, para desear y conocer lo que es más grato a su divina bondad, y pedir la gracia de elegir lo que más gloria a la Divina Majestad y la salud de mi espíritu pueda dar.

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