sábado, 29 de septiembre de 2012

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael



SAN MIGUEL SIGNIFICA: ¿QUIÉN COMO DIOS?

Miguel evoca el grito de batalla contra los ángeles rebeldes aparece en Daniel 12, en san Judas 1,9; Apocalipsis 12,7. La iglesia siempre lo ha tenido como el protector contra los ataques e insidias del Demonio. 

SAN GABRIEL SIGNIFICA: FORTALEZA DE DIOS

Gabriel es mencionado en Daniel 9,21; San Lucas 1,26; San Lucas 1,19. Su función es dar fortaleza pues los anuncios que le están encargados son de gran impacto como el anuncio de la encarnación a María y el embarazo de Isabel a Zacarías acontecimientos de mucha fe. La iglesia lo considera el patrono de los comunicadores sociales. 

SAN RAFAEL: MEDICINA DE DIOS

Rafael aparece en las escrituras en el libro de Tobías capitulo 5 en adelante. Es invocado para curar enfermedades y para que los viajes tengan feliz término. 

Vemos pues como la presencia de los arcángeles tiene su función específica y argumentada en la palabra de Dios. Debe ser para todos los fieles motivo de gran gozo y alegría el contar con el servicio de estos grandes servidores celestiales en las diversas circunstancias de la vida como lo describen los textos bíblicos. Que esta fiesta sea oportuna para que nos acojamos a su auxilio de manera prudente y consciente no movidos por falsas doctrinas y creencias que desvirtúan totalmente la misión de estos seres creados por Dios para que nos ayuden con nuestra misión en la vida. 

Esta oración es recomendada al momento de emprender un viaje:

SAN GABRIEL CON MARÍA,
SAN RAFAEL CON TOBÍAS,
SAN MIGUEL CON TODA LA JERARQUÍA,
PROTÉJANOS EN LA VÍA.

Santos Arcángeles, rogad por nosotros.

viernes, 28 de septiembre de 2012

San Miguel y la Eucaristía


Se nos enseña en la Tradición que San Miguel preside el culto de adoración que se rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles simbolizadas por el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso y esta de pie ante el altar como nuestro intercesor y el portador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios. En el Canon #1 de la Misa: "que tu ángel presente ante Ti las oraciones de tu Iglesia"

Es muy interesante notar en las apariciones marianas que han incluido manifestaciones de San Miguel, que su relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús Eucarístico y a la Santísima Trinidad:

Fátima: En 1916 se les aparece el ángel por primera vez. Se arrodilla en tierra inclina la frente hasta el suelo y pidió que oraran con el: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman".

Segunda aparición: "¡Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!"

Tercera aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos sobre el cual esta suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces: "Santísima Trinidad, Padre , Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores".

Después se levantó y dio la Hostia a Lucia, y el contenido del Cáliz a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: "Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.

Fuente: http://www.corazones.org/santos/miguel_arcangel.htm

¿Qué quiero, mi Jesús?

Foto: ¿Qué quiero, mi Jesús?: quiero amarte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte,
sin tener más placer que el de agradarte,
sin tener más temor que el de perderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo y buscarte,
quiero perderlo todo y hallarte;
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero amarte, Jesús, quiero abismarme
en ese dulce abismo de tu herida,
y en tus divinas llagas abrasarme.

Quiero, en Aquel que quiero, transformarme,
morir para mí, para vivir tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.
Amén

¿Qué quiero, mi Jesús?: quiero amarte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte,
sin tener más placer que el de agradarte,
sin tener más temor que el de perderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo y buscarte,
quiero perderlo todo y hallarte;
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero amarte, Jesús, quiero abismarme
en ese dulce abismo de tu herida,
y en tus divinas llagas abrasarme.

Quiero, en Aquel que quiero, transformarme,
morir para mí, para vivir tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.
Amén.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Te alabo, te glorifico, te bendigo, Dios mío



Te alabo, te glorifico, te bendigo, Dios mío, por los innumerables beneficios que me has concedido aunque inmerecidamente; me has ayudado en la incertidumbre, me has levantado en la desesperación.

Alabo tu clemencia que 
me ha esperado tanto tiempo; tu dulzura que ha sido tu venganza; tu piedad que me ha llamado; tu benignidad que me ha acogido; tu misericordia que me ha perdonado los pecados; tu bondad que se ha manifestado más allá de mis méritos; tu paciencia que ha olvidado las injurias; tu condescendencia que me ha consolado; tu paciencia que me ha protegido; la eternidad que me habrá de conservar; la verdad que me dará la recompensa.

¿Qué diré luego, Dios mío, de tu inefable generosidad? Pues Tú llamas al que huye, acoges al que torna, ayudas al que está incierto, armas al que combate, coronas al que triunfa, no desprecias al pecador que ha hecho penitencia, ni te acuerdas de las injurias recibidas...

Soy incapaz de darte la alabanza debida por todos estos beneficios; por eso doy gracias a tu Majestad por la abundancia de tu inmensa bondad, para que multipliques, conserves y recompenses siempre en mí tu gracia.

Sto Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia.

martes, 25 de septiembre de 2012

San Miguel en las Sagradas Escrituras


En el Antiguo Testamento

San Miguel aparece como el guardián de la nación hebrea.
En el libro de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección.
"Y ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia...Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme." -Daniel 10,13.
"En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" - Daniel 12,1.
El pueblo del profeta eran los judíos. Por lo tanto, es aceptado que el ángel que el Señor había asignado a los Israelitas en los días de Moisés, para guiarles a través del desierto y llevarlos por las naciones idólatras que destruiría por medio de ellos, es el mismo San Miguel.


En el libro del Éxodo el Señor dijo a los Israelitas:
He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas rebelde, que no perdonara vuestras transgresiones, pues en el esta mi Nombre. si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminara delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios". -Ex 23,20.
Después de la muerte de Moisés, según la tradición judía (referida en Judas 9) San Miguel altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés. En obediencia al mandato de Dios, San Miguel escondió la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás querían exponerla para llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.

San Miguel recibió de Dios el encargo de llevar a término sus designios de misericordia y justicia para su pueblo escogido. Vemos como Judas Macabeos antes de iniciar cualquier batalla en defensa de la ley y del Templo clamaba la ayuda de San Miguel y le confiaban su defensa:
En cuanto los hombres de Macabeos supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lagrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel.... Cuando estaban cerca de Jerusalén apareció poniéndose al frente de ellos un jinete vestido de blanco, blandiendo armas de oro. Todos a una bendijeron entonces a Dios misericordioso y sintieron enardecerse sus ánimos  -2 Mac 11:6
Tu, soberano, enviaste tu ángel a Exequías, rey de Juda, que dio muerte a cerca de ciento ochenta y cinco mil hombres del ejercito de Senaquerib. Ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto. ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando a atacar a tu pueblo santo! -2 Mac 15:22.
En la actualidad, los judíos invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y como protector contra sus enemigos. En la fiesta de la expiación concluyen sus oraciones diciendo: "Miguel, príncipe de misericordia, ora por Israel".

En la Nueva Alianza 

La posición de San Miguel es también muy importante en el N.T. donde continúa su poderosa defensa.  Con sus ángeles, el libra la batalla victoriosa contra Satanás y los ángeles rebeldes, los cuales son arrojados del infierno.  Es por eso venerado como guardián de la Iglesia.
"Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero"   -Apocalipsis 12,7-9
La carta de Judas se refiere a San Miguel en batalla contra Satanás.

El honor y la veneración a San Miguel, como testifican los padres de la Iglesia, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus inicios. Se le han atribuido un sin número de beneficios espirituales y temporales. El emperador Constantino, atribuyó a este arcángel, las victorias sobre sus enemigos y por ello le construyÓ cerca de Constantinopla una magnÍfica iglesia en su honor. Esta se convirtió en lugar de peregrinación y muchos enfermos recibieron sanación gracias a la intercesión de San Miguel.


No desconfíes de la misericordia de Dios

Foto: "Por mucho y mucho que hayas pecado,
no desconfíes de la misericordia de Dios.
No me alegues que tus pecados son muchos,
porque más poderosa es una gota de sangre
que el Hijo de Dios derramó,
si de ella te quieres aprovechar,
que todos tus pecados para te condenar".

San Juan de Ávila, próximo doctor de la Iglesia."Por mucho y mucho que hayas pecado,
no desconfíes de la misericordia de Dios.
No me alegues que tus pecados son muchos,
porque más poderosa es una gota de sangre
que el Hijo de Dios derramó,
si de ella te quieres aprovechar,
que todos tus pecados para te condenar".

San Juan de Ávila, próximo doctor de la Iglesia.

lunes, 24 de septiembre de 2012

"¿Quién como Dios?


¿Quién es San Miguel Arcángel?

San Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama "Príncipe de los espíritus celestiales", "jefe o cabeza de la milicia celestial". Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento.

Muy apropiadamente, es representado en el arte como el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo infernal, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.

La cristiandad desde la Iglesia primitiva venera a San Miguel como el ángel que derrotó a Satanás y sus seguidores y los echó del cielo con su espada de fuego. Es tradicionalmente reconocido como el guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de la Iglesia y como protector de los cristianos contra los poderes diabólicos, especialmente a la hora de la muerte.

La Fidelidad de San Miguel para con Dios:

El mismo nombre de Miguel, nos invita a darle honor, ya que es un clamor de entusiasmo y fidelidad. Significa "Quién como Dios".

Satanás tiembla al escuchar su nombre, ya que le recuerda el grito de noble protesta que este arcángel manifestó cuando se rebelaron los ángeles. San Miguel manifestó su fortaleza y poder cuando peleó la gran batalla en el cielo. Por su celo y fidelidad para con Dios gran parte de la corte celestial se mantuvo en fidelidad y obediencia. Su fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles quienes se unieron a su grito de nobleza: "¡¿Quién como Dios?!." Desde ese momento se le conoce como el capitán de la milicia de Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los demás ángeles obedecen. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Frases de San Pío


Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración...

La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón...

Sólo quiero ser un fraile que reza...

El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.

No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
Una sola cosa es necesaria: consolar tu espíritu y amar a Dios.

Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso, por lo tanto, no demos lugar al enemigo para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz.

La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.

No amar es como herir a Dios en la pupila de Su ojo. ¿Hay algo mas delicado que la pupila?

Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra.

Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte.

El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará.

El sufrimiento de los males físicos y morales es la ofrenda más digna que puedes hacer a aquel que nos ha salvado sufriendo.

Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo.

Salvar las almas orando siempre.

Con el estudio de los libros se busca a Dios; con la meditación se le encuentra.

¡Piensa siempre que Dios lo ve todo!

Es terrible la justicia de Dios. Pero no olvidemos que también su misericordia es infinita.

El ser tentado es signo de que el alma es muy grata al Señor.

Cuando el alma sufre y teme ofender a Dios, no le ofende y está muy lejos de pecar.

viernes, 21 de septiembre de 2012

San Mateo


Entre los seguidores de Jesús de Nazaret hay personas de muy diverso carácter. De los relatos evangélicos, como de las páginas del Antiguo Testamento, se deduce que Dios no tiene un único modo de llamar a los que ha elegido. Se podría decir que es su gracia, y no las cualidades humanas, las que configuran el ideal de su llamada y también del llamado. Entre los seguidores de Jesús, varios eran pescadores. Seguramente algunos otros se habían dedicado también a las tareas agrícolas. Y habría entre ellos miembros de otras profesiones artesanas que nos pasan inadvertidas a través de los relatos. Pero lo que resulta más sorprendente es que entre los llamados por Jesús nos encontremos con un publicano o cobrador de impuestos.

Este título puede responder a muchas profesiones un tanto diferentes. Había cobradores de impuestos que alquilaban la recaudación para enviar los dineros de las provincias a las arcas imperiales. Había otros recaudadores que cobraban derechos de portazgo entre un reino y otro, entre una tetrarquía u otra.

Cafarnaún debía de contar con varias oficinas en las que se cobraban diversos tipos de impuestos. A una de estas oficinas se acercó un día Jesús para llamar personalmente a Mateo. No sabemos de dónde era. El evangelio que lleva su nombre nos refiere la escena de su vocación (Mt 9, 9-13). Se le denomina Mateo, abreviación de Mattenaí y de Mattanya, que significa «regalo o don de Dios». En los lugares paralelos, los relatos de Marcos (Mc 2, 13-17) y Lucas (Lc 5, 27-32) nos hablan de la vocación de un tal Leví, hijo de Alfeo que, sin duda, es la misma persona corno ha admitido la tradición de la Iglesia con muy contadas excepciones.

En el relato bíblico sobre la vocación de Mateo nos llaman la atención especialmente tres momentos: la llamada, el banquete y la revelación de Jesús que parece culminar los dos momentos anteriores.
Nos impresiona mirar el cuadro pintado por Caravaggio que se conserva en la iglesia de San Luis de los Franceses, en Roma. El enorme lienzo nos sitúa en una estancia cerrada, bastante oscura. Hay solamente un haz de luz que penetra por la parte superior derecha iluminando levemente el lugar. Precisamente por esa parte se dibuja también la imagen de Jesús. Ha sido representado como un personaje noble, dotado de una mirada firme y determinada que, siguiendo una línea imaginaria, va a cruzarse directamente con la mirada de Mateo.

En la pintura, Mateo está rodeado por algunos jóvenes. Unos han vuelto ya la mirada hacia jesús, mostrándose un tanto asombrados por su entrada en aquel espacio. Los otros jóvenes siguen todavía prestando atención a las monedas que tintinean sobre la mesa del cobrador de los impuestos. Sin embargo, en esta «instantánea», captada por Caravaggio, Mateo ha levantado ya su cabeza. Ha percibido la mirada de Jesús, y la hace suya, aunque un gesto de su mano parece sugerir un momento de duda y tal vez de excusa. Es como si se mostrara incrédulo. Parece que le resulta difícil aceptar que la llamada de Jesús vaya dirigida precisamente a él.

El relato evangélico es parco en palabras. Nos refiere solamente que Jesús se acercó al lugar donde estaba Mateo y le dirigió una escueta invitación: «Sígueme» (Mt 9, 9). Es ésa una palabra profundamente significativa. El maestro va buscando seguidores. El verbo «seguir» encierra, como se sabe, un resumen de todas las actitudes que se requieren del discípulo del Maestro.

El texto de la homilía de San Beda el Venerable, que hoy se lee en el oficio de lecturas, vincula la vocación de Mateo a la mirada de amor que jesús le dirigió:
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: "Sígueme". Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme, Sígueme, que quiere decir: "Imítame". Le dijo: Sígueme, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como vivió él.»

«Sígueme». Más que una invitación parece una orden terminante y decidida. En ninguna parte se nos dice si Jesús conocía previamente al cobrador de tributos. Pero sí se nos dice que él aceptó inmediatamente la invitación del Maestro: «Él se levantó y lo siguió». Lo escueto del texto que narra esa decisión con la que Mateo decide seguir a Jesús puede sugerir dos posibilidades. O bien que Mateo había ya oído hablar de la grandeza del profeta de Galilea y de la majestad de su mensaje, o bien que la presencia del mismo jesús resultó para él un motivo suficiente para dejarlo todo y seguirle.
Sea como sea, tenemos ante los ojos uno de esos momentos en los que la llamada de la trascendencia se cruza con las mil preocupaciones inmediatas de la inmanencia. Lo divino irrumpe en el panorama de lo humano. El hombre-Dios viene a cambiar los planes que los humanos se habían forjado. Ante la voz que llama, los antiguos proyectos pierden prestancia y valía. La llamada al seguimiento relativiza todas las decisiones anteriores.

Como ocurrido anteriormente con Pedro y Andrés, con Santiago y Juan, también de Mateo se subraya que abandona todas las cosas para seguir al Maestro que le invita. La rapidez en la respuesta a la llamada, la generosidad en el seguimiento y la libertad con la que el valor encontrado relativiza los valores antes poseídos parecen convertirse en puntos funda-mentales en la dinámica del discipulado.

Claro que nadie lo deja todo por nada. Ni siquiera se deja algo por algo. En realidad, los discípulos primeros de Jesús, no siguen una filosofía sino a una persona. No se enamoran de una idea, siguen a un profeta.

jueves, 20 de septiembre de 2012

"Los pecados de un alma elegida traspasan Mi Corazón"


Al final del Vía Crucis que yo estaba haciendo, el Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes, de la falta de amor en las almas elegidas. Permitiré destruir los conventos y las iglesias. Contesté: Jesús, pero son tan númerosas las almas que Te alaban en los conventos. El Señor contestó: Esta alabanza hiere Mi Corazón, porque el amor ha sido expulsado de los conventos. Almas sin amor y sin devoción, almas llenas de egoísmo y de amor propio, almas soberbias y arrogantes, almas llenas de engaños e hipocresía, almas tibias que apenas tienen el calor suficiente para mantenerse vivas. Mi Corazón no puede soportarlo. Todas las gracias que derramo sobre ellas cada día, se resbalan como sobre una roca. No puedo soportarlas, porque no son ni buenas ni malas. He instituido conventos para santificar el mundo a través de ellos. De ellos ha de brotan una potente llama de amor y de sacrificio. Y si no se convierten y no se inflaman de su amor inicial, las entregaré al exterminio de este mundo…

¿Cómo podrán sentarse en el trono prometido, a juzgar el mundo, si sus culpas pesan más que las del mundo? Ni penitencia ni reparación…. Oh corazón que Me has recibido por la mañana y al mediodía ardes de odio contra Mi bajo las formas mas variadas. Oh corazón, ¿habrás sido elegido especialmente por Mí para hacerme sufrir más? Los grandes pecados del mundo hieren Mi Corazón algo superficialmente, pero los pecados de un alma elegida traspasan Mi Corazón por completo…


Cuando traté de intervenir a favor de ellas no pude encontrar nada para justificarlas y sin poder imaginar nada en aquel momento en su defensa, se me partió el corazón de dolor y lloré amargamente. Entonces, el Señor me miró amablemente y me consoló con estas palabras: No llores, todavía hay un gran número de almas que Me aman mucho, pero Mi Corazón desea ser amado de todos y, debido a que Mi amor es grande, los amenazo y los castigo.



Diario de Santa Faustina, n° 1702-1703.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Virgen de la Salette. Fiesta: 19 de septiembre



Melanie y Maximino volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si él ve lo que ella esta viendo. ¡Oh Dios mío!, exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba amargamente. Melanie y Maximino estaban atemorizados, pero la Señora, poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacia ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.

Le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada".

Ella continuó conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición especial que el mismo les haría.

Algunos puntos del importante secreto dado por la Virgen a Melanie

La Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que el no oyó. Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente.

Melanie: Esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a los hombres a si mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.

Los malos libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios.

Habrá por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y a dominar con orgullo!

Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días.

Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
En los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en la órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la tierra.

Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la tierra.

Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así , en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis; pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.

La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.

Conclusión:

Los mensajes de Nuestra Señora de la Salette para el mundo dados a Maximino y Melanie en 1846 son importantes y actuales para nuestros días: "No ofendan más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia; sinó, terribles pruebas y sufrimientos vendrán sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado Nuestra Señora en Lourdes y en Fátima: oración, penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.

Datos principales de La Salette:

Los pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen y recibieron sus mensajes urgentes para toda la humanidad.

La Virgen mencionó específicamente la necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían hecho muy comunes: 

1-La blasfemia
2-El no tomar el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa.

Le pidió a los niños que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje

La Virgen lloraba, con su cabeza entre sus manos, porque los hombres ignoran la cruz de Jesucristo.

Varias congregaciones se han fundado por inspiración de La Salette, entre estas, los Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette, que están dedicados a propagar el mensaje de reconciliación.    

 La Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el siglo XIX.   

Juan Pablo II:

"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres.

martes, 18 de septiembre de 2012

El ser uno con Cristo es nuestra bienaventuranza



"El ser uno con Cristo es nuestra bienaventuranza y el progresivo hacerse uno con Él es nuestra felicidad en la tierra, porque el amor por la cruz y la gozosa filiación divina no son contradictorios. Ayudar a Cristo a ll
evar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura, y aquellos que pueden hacerlo son los constructores del reino de Dios, son los auténticos hijos de Dios. De ahí que la preferencia por el camino de la cruz no signifique ninguna contradicción ante el hecho de que el Viernes Santo ya haya pasado y la obra de la redención ya haya sido consumada. Solamente los redimidos, los hijos de la gracia, pueden ser portadores de la cruz de Cristo. El sufrimiento humano recibe fuerza expiatoria sólo si está unido al sufrimiento de la Cabeza divina.

Sufrir y ser felices en el sufrimiento, estar en la tierra, recorrer los sucios y ásperos caminos de esta tierra y, con todo, reinar con Cristo a la derecha del Padre; con los hijos de este mundo reír y llorar, y con los coros de los ángeles cantar ininterrumpidamente alabanzas a Dios; ésta es la vida del cristiano hasta el día en que rompa el alba de la eternidad".

Sta Teresa Benedicta de la Cruz, carmelita y mártir

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Quién de nosotros corresponde a tan fiel y divina fidelidad?



Hijos de Dios, transformémonos juntos en el Dios Hombre paciente que nos mostró tanto amor que murió por nosotros de modo tan ignominioso, doloroso y amargo. ¡Y sólo por el amor que nos tuvo!


Oh Dios Hombre, haz que sepa
mos considerar cuán pura y fielmente nos amaste, y sin medida, ofreciéndote enteramente por nuestro amor. Y quieres que esa pureza de amor y fidelidad humildísima te sea de algún modo correspondida por tus hijos. Haznos, pues, constantes para Ti que eres fidelísimo.


Oh Dios Hombre, que probaste todos los tormentos, Tú nos amaste con amor puro, sincero y fiel y nos diste testimonio clarísimo de él con tu nacimiento, con tu vida y con tu muerte. Mas por nuestra indidelidad olvidamos que naciste pobre, en el dolor y en el desprecio. Y tu muerte, aunque tan miserable y abatida, tan sumamente dolorosa, vilipendidada e ignominiosa, no nos decide a morir continuamente y del todo.



¿Quién de nosotros corresponde a tal fiel y divina fidelidad con una fe, tal vez pequeña, pero viva y continua? Por desgracia, cada cual está siempre pronto a echar a un lado la carga, como si el llevarla no fuese deber estricto. Oh Dios Hombre doliente, que nos fuiste tan fiel, danos serte todos fieles a Ti.




Sta Angela de Foligno
 

sábado, 15 de septiembre de 2012

"Y a ti, Madre, una espada de dolor te atravesará el corazón..."


Foto: MINUTO DE ORACIÓN

El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. Éste –dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús–está puesto como una bandera discutida; y a ti –añade, dirigiéndose a María– una espada te traspasará el alma.

En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús –que es de todos, pero que es tuyo de un modo especialísimo– hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal.

¿Por ventura no fueron peores que una espada aquellas palabras que atravesaron verdaderamente tu alma y penetraron hasta la separación del alma y del espíritu: Mujer, ahí tienes a tu hijo? ¡Vaya cambio! Se te entrega a Juan en sustitución de Jesús, al siervo en sustitución del Señor, al discípulo en lugar del Maestro, al hijo de Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, a un simple hombre en sustitución del Dios verdadero. ¿Cómo no habían de atravesar tu alma, tan sensible, estas palabras, cuando aun nuestro pecho, duro como la piedra o el hierro, se parte con sólo recordarlas?

No os admiréis, hermanos, de que María sea llamada mártir en el alma. Que se admire el que no recuerde haber oído cómo Pablo pone entre las peores culpas de los gentiles el carecer de piedad. Nada más lejos de las entrañas de María, y nada más lejos debe estar de sus humildes servidores.

Pero quizá alguien dirá: «¿Es que María no sabía que su Hijo había de morir?» Sí, y con toda certeza. «¿Es que no sabía que había de resucitar al cabo de muy poco tiempo?» Sí, y con toda seguridad. «¿Y, a pesar de ello, sufría por el Crucificado?» Sí, y con toda vehemencia. Y si no, ¿qué clase de hombre eres tú, hermano, o de dónde te viene esta sabiduría, que te extrañas más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? Este murió en su cuerpo, ¿y ella no pudo morir en su corazón? Aquélla fue una muerte motivada por un amor superior al que pueda tener cualquier otro hombre; esta otra tuvo por motivo un amor que, después de aquél, no tiene semejante.

San Bernardo, doctor de la Iglesia.
El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. Éste –dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús–está puesto como una bandera discutida; y a ti –añade, dirigiéndose a María– una espada te traspasará el alma.

En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Por lo demás, esta espada no hubiera penetr
ado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús –que es de todos, pero que es tuyo de un modo especialísimo– hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal.

¿Por ventura no fueron peores que una espada aquellas palabras que atravesaron verdaderamente tu alma y penetraron hasta la separación del alma y del espíritu: Mujer, ahí tienes a tu hijo? ¡Vaya cambio! Se te entrega a Juan en sustitución de Jesús, al siervo en sustitución del Señor, al discípulo en lugar del Maestro, al hijo de Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, a un simple hombre en sustitución del Dios verdadero. ¿Cómo no habían de atravesar tu alma, tan sensible, estas palabras, cuando aun nuestro pecho, duro como la piedra o el hierro, se parte con sólo recordarlas?

No os admiréis, hermanos, de que María sea llamada mártir en el alma. Que se admire el que no recuerde haber oído cómo Pablo pone entre las peores culpas de los gentiles el carecer de piedad. Nada más lejos de las entrañas de María, y nada más lejos debe estar de sus humildes servidores.

Pero quizá alguien dirá: «¿Es que María no sabía que su Hijo había de morir?» Sí, y con toda certeza. «¿Es que no sabía que había de resucitar al cabo de muy poco tiempo?» Sí, y con toda seguridad. «¿Y, a pesar de ello, sufría por el Crucificado?» Sí, y con toda vehemencia. Y si no, ¿qué clase de hombre eres tú, hermano, o de dónde te viene esta sabiduría, que te extrañas más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? Este murió en su cuerpo, ¿y ella no pudo morir en su corazón? Aquélla fue una muerte motivada por un amor superior al que pueda tener cualquier otro hombre; esta otra tuvo por motivo un amor que, después de aquél, no tiene semejante.

San Bernardo, doctor de la Iglesia

viernes, 14 de septiembre de 2012

Exaltación de la Santa Cruz


Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.

Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fuellevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.

El cristianismo es un mensaje de amor. ¿Por qué entonces exaltar la Cruz? Además la Resurrección, más que la Cruz, da sentido a nuestra vida.

Pero ahí está la Cruz, el escándalo de la Cruz, de San Pablo. Nosotros no hubiéramos introducido la Cruz. Pero los caminos de Dios son diferentes. Los apóstoles la rechazaban. Y nosotros también.

La Cruz es fruto de la libertad y amor de Jesús. No era necesaria. Jesús la ha querido para mostrarnos su amor y su solidaridad con el dolor humano. Para compartir nuestro dolor y hacerlo redentor.

Jesús no ha venido a suprimir el sufrimiento: el sufrimiento seguirá presente entre nosotros. Tampoco ha venido para explicarlo: seguirá siendo un misterio. Ha venido para acompañarlo con su presencia. En presencia del dolor y muerte de Jesús, el Santo, el Inocente, el Cordero de Dios, no podemos rebelarnos ante nuestro sufrimiento ni ante el sufrimiento de los inocentes, aunque siga siendo un tremendo misterio.

Jesús, en plena juventud, es eliminado y lo acepta para abrirnos el paraíso con la fuerza de su bondad: "En plenitud de vida y de sendero dio el paso hacia la muerte porque El quiso. Mirad, de par en par, el paraíso, abierto por la fuerza de un Cordero" (Himno de Laudes).

En toda su vida Jesús no hizo más que bajar: en la Encarnación, en Belén, en el destierro. Perseguido, humillado, condenado. Sólo sube para ir a la Cruz. Y en ella está elevado, como la serpiente en el desierto, para que le veamos mejor, para atraernos e infundirnos esperanza. Pues Jesús no nos salva desde fuera, como por arte de magia, sino compartiendo nuestros problemas. Jesús no está en la Cruz para adoctrinarnos olímpicamente, con palabras, sino para compartir nuestro dolor solidariamente.

Pero el discípulo no es de mejor condición que el maestro, dice Jesús. Y añade: "El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y me siga". Es fácil seguir a Jesús en Belén, en el Tabor. ¡Qué bien estamos aquí!, decía Pedro. En Getsemaní se duerme, y, luego le niega.

"No se va al cielo hoy ni de aquí a veinte años. Se va cuando se es pobre y se está crucificado" (León Bloy). "Sube a mi Cruz. Yo no he bajado de ella todavía" (El Señor a Juan de la Cruz). No tengamos miedo. La Cruz es un signo más, enriquece, no es un signo menos. El sufrir pasa, el haber sufrido -la madurez adquirida en el dolor- no pasa jamás. La Cruz son dos palos que se cruzan: si acomodamos nuestra voluntad a la de Dios, pesa menos. Si besamos la Cruz de Jesús, besemos la nuestra, astilla de la suya.

Es la ambigüedad del dolor. El que no sufre, queda inmaduro. El que lo acepta, se santifica. El que lo rechaza, se amarga y se rebela.

Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=485

Padre, me pongo en tus manos


"Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo si así se cumple tu voluntad
en mí y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi vida,
te la entrego con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con total confianza, porque Tú eres mi Padre."

Beato Carlos de Foucauld

jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Haces lo mejor que puedes por amor a Él?



"Es posible que en tu apartamento o en la casa de al lado viva un ciego que se alegraría de que le hicieras una visita para leerle el periódico. Puede ser que haya una familia que esté necesitada de alguna cosa sin importancia a tus ojos, de alguna cosa tan simple como el hecho de cuidar de su hijo durante media hora. Hay muchísimas cosas que son tan pequeñas que mucha gente no se da cuenta de ellas. No creas que hace falta ser simple de espíritu para ocuparse de la cocina. No pienses nunca que sentarse, levantarse, ir y venir, que todo lo que haces no es importante a los ojos de Dios.


Dios no va a preguntarte cuántos libros has leído, ni cuántos milagros has hecho. Te preguntará si lo has hecho lo mejor que has podido por amor a Él. ¿Puedes sinceramente decir: 'He hecho todo lo que he podido'? Aunque lo más y mejor acabe siendo un fracaso, debe ser nuestro más y mejor. Si realmente estás enamorado de Cristo, por modesto que sea tu trabajo, lo harás lo mejor que puedas, con todo el corazón. Es tu trabajo lo que dará testimonio de tu amor. Puedes agotarte en el trabajo, e incluso puedes matarte, pero es inútil en tanto que no está impregando de amor".


Beata Teresa de Calcuta
 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Santísimo Nombre de María

Foto: ¡Estrella de la mar, Virgen María,

de la infinita creación Señora!

Tu nombre es un raudal de poesía

de fe, vida y placer engendradora:

y el corazón del hombre da alegría,

miel a sus labios, música sonora

a su oído, a su ánima consuelos,

en el afán de sus mortales duelos.

Tu nombre es la música más grata

que cuantas escuchó la baja tierra,

cuantos ecos la atmósfera arrebata

en bosque o llano, población o sierra;

cuantos el viento en su extensión dilata

robándolos al mar que los encierra,

no imitaron jamás la melodía

del dulcísimo nombre de María.

Yo quisiera encontrar en mi garganta

sonidos y palabras celestiales

para explicar la melodía santa

que atesora su nombre a los mortales.

¿Mas a su nombre inmortal, cómo se canta

con lengua y con palabras terrenales?

¿Cómo ofrecer al paladar del hombre

la miel que mana de su dulce nombre?

El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María. Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia. Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del SantoNombre de María.

Dedicamos este poema a Nuestra Madre: 

¡Estrella de la mar, Virgen María,
de la infinita creación Señora!
Tu nombre es un raudal de poesía
de fe, vida y placer engendradora:
y el corazón del hombre da alegría,
miel a sus labios, música sonora
a su oído, a su ánima consuelos,
en el afán de sus mortales duelos.
Tu nombre es la música más grata
que cuantas escuchó la baja tierra,
cuantos ecos la atmósfera arrebata
en bosque o llano, población o sierra;
cuantos el viento en su extensión dilata
robándolos al mar que los encierra,
no imitaron jamás la melodía
del dulcísimo nombre de María.
Yo quisiera encontrar en mi garganta
sonidos y palabras celestiales
para explicar la melodía santa
que atesora su nombre a los mortales.
¿Mas a su nombre inmortal, cómo se canta
con lengua y con palabras terrenales?
¿Cómo ofrecer al paladar del hombre
la miel que mana de su dulce nombre?


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