sábado, 21 de diciembre de 2013

Jesús permanece día y noche en el Santísimo Sacramento por amor a ti


    "El gran obispo Fulton Sheen pasó por un periodo de aridez espiritual en el que rezar se le hacía muy difícil, se sentaba en la capilla sin decirle a Jesús una sola palabra.  Como el obispo pensaba que sus horas santas no eran agradables a Jesús se sentía muy desalentado.

    Entonces el obispo se acordó de algo. Su pequeño perro tampoco podía hablar.  Cuando el obispo se sentaba en su sillón para leer el periódico, su perro se sentaba en el suelo cerca de él haciéndole compañía.  Solo estando ahí, a su lado, el perro era para el obispo un gran consuelo y lo hacia muy feliz.

      Mientras que el obispo pensaba en esto, recibió una inspiración de Dios.  El obispo Sheen era un gran consuelo y muy agradable al Seifior por tan sólo estar ahí con Él en el Santísimo Sacramento, aunque como su perrito, no le decía nada a Jesús mientras permanecía junto a Él.

    Me encanta esta historia porque algo parecido le ocurrió a un Sacerdote amigo mío cuando yo era párroco en San Miguel.  Mi amigo estaba haciendo su hora santa en nuestra capilla de adoración perpetua.  Era un día terriblemente caluroso y se sentía tan cansado y agobiado por el calor que no podía rezar.  Sólo permanecer en la capilla en su hora representaba un gran esfuerzo.  Se preguntaba si esa hora tendría algún valor, cuando en ese momento entró un gatito blanco.

          Hacia tanto calor que alguien había dejado la puerta abierta.  Al principio mi amigo pensó cuanto odiaba a los gatos.  Luego observó como el gatito pasaba por cada uno de los bancos hasta llegar a la parte de atrás donde mi amigo estaba sentado.  El gatito se paró, miró a mi amigo, puso su cabeza sobre su zapato como si fuera su almohada y se acostó a dormir.
          Mi amigo se emocionó.  El gatito había elegido descansar su cabeza sobre su zapato.  Más tarde mi amigo oyó la siguiente inspiración tan fuerte como las campanas de la iglesia en domingo.  Si él que odia a los gatos estaba tan contento con uno que eligió estar con él, cuánto más encantado estará Jesús con nosotros, a los que ama infinitamente, cuando elegimos estar con Él.
          Mi amigo, al igual que el obispo Sheen, nunca más, se desanimó al sentir que no podía rezar.  El solo hecho de estar allí, es una oración de fe, es creer realmente que Jesús está ahí.  Es una oración de amor porque uno elige estar con aquellos a los que uno quiere, con los que uno verdaderamente ama.

          Jesús permanece día y noche en el Santísimo Sacramento por amor a ti, porque para Él, tú eres la persona más importante en el mundo.  Todo lo que está pidiendo es que tú reserves una hora diaria para Él."

Mons.  Pepe. Cartas a un Hermano Sacerdote.

domingo, 15 de diciembre de 2013

El obispo Fulton Sheen y su amor hacia Jesús Eucarístico



"El punto más importante de cada retiro o sermón predicado por el obispo Sheen, era estimular a cada persona a que se esforzara a hacer una hora santa diaria.  Antes de morir lo entrevistaron en la televisión.  Le preguntaron quién lo había inspirado: ¿un Papa, un cardenal, un obispo, un Sacerdote, o quizás una monja?

Él contestó que no.  Quien lo había inspirado a hacer una hora santa diaria fue una jovencita.  Cuando los comunistas se apoderaron de China entraron a una iglesia, arrestaron al Sacerdote y lo recluyeron en su propia casa convirtiéndola en su cárcel.  Luego fueron a la iglesia, destrozaron el Sagrario, tiraron las Sagradas Formas por el piso y se marcharon.

Ellos no vieron a una niña que estaba de rodillas en oración.  Era tan pequeña que ni la notaron.  Por la noche ella volvió en silencio, moviéndose sigilosamente pasó la guardia en la casa del Sacerdote, antes de entrar en la oscura y fría iglesia.

Una vez allí, rezó de rodillas una hora santa antes de ir a recibir a su Dios y Señor en la Santa Comunión.  En aquella época, la Comunión sólo se administraba en la boca y sólo estaba permitido recibirla una vez por día.

Esta fue la razón por la que la niña volvía todas las noches hasta que todas las hostias sagradas fueron consumidas.  Ella de rodillas se agachaba al suelo y recibía a Jesús en la lengua.  Todo esto fue presenciado por el párroco que la veía a la luz de la luna desde su ventana.

El Sacerdote sabía exactamente cuantas hostias había en el copón porque él mismo las había contado y consagrado.  Cuando la última hostia hubo sido consumida en la trigésima sexta    noche, la niña fue descubierta por los guardias en el momento en que se estaba retirando.  La apresaron y la mataron a golpes.

El Sacerdote sobrevivió para contar la historia.  El obispo Sheen escuchó esta historia cuando era seminarista y prometió a Dios hacer una hora santa durante todos los días de su vida sacerdotal, una promesa que mantuvo hasta que murió a la edad de ochenta y dos años.  Para ese entonces ya había inspirado a innumerables obispos y sacerdotes a hacer lo mismo.  Pocos saben que fue una persona joven la que lo inspiró."


Monseñor Pepe. Cartas a un hermano sacerdote. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Si supieras cuanto Jesús te ama en el Santísimo Sacramento...



"El Sacerdote más grande que jamás haya vivido decía la misma homilía todos los días, una y otra vez, y eran sólo dos líneas.  San Juan María Vianney predicaba lo mismo cada domingo: "Si sólo supieras cuanto Jesús te ama en el Santísimo Sacramento, te morirías de felicidad".  Después señalando hacia el Sagrario, agregaba "JESUS ESTÁ REALMENTE AHI".

La gente venía de todas partes de Francia para oírlo hablar, y cada domingo repetía lo mismo.  Al tomar conciencia del amor y la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento, se conmovía tan intensamente, hasta lo más profundo de su alma, que al apuntar al Sagrario para mostrarle a la gente que Jesús estaba realmente ahí, lloraba de alegría. Él pasaba largas horas cada día y cada noche orando ante el Santísimo Sacramento como también muchas horas en el confesionario.  San Juan María Vianney, el cura de Ars, fue proclamado por la Iglesia modelo y patrono de todos los sacerdotes.

Otro Sacerdote famoso que vivió en la misma época de San Juan Vianney, fue el padre Lacordiere.  Este Sacerdote fue el predicador más elocuente de su tiempo.  Cuando Él iba a predicar a la Iglesia de Notre Dame de Paris, el rey y la reina iban a oírlo y la catedral se llenaba.

Cierto día, alguien le preguntó si sentía gran satisfacción por ser un predicador tan popular.  Él contestó que no, porque cuando Él hablaba la gente decía cuan hábil e inteligente era.  Pero, cuando Juan Vianney hablaba todos decían qué bueno es Jesús! (...) Tratamos de impresionar a todos con nuestra inteligencia, teologizando todo, tanto que a la gente le resulta difícil entender lo que estamos tratando de decir!  !Lo que realmente debemos hacer es justamente decirle a la gente cuán bondadoso es Jesús en el Santísimo Sacramento!"  

 Mons.  Pepe. Cartas a un Hermano Sacerdote. 



lunes, 25 de noviembre de 2013

Jesús oculto en la Hostia es todo para mi


"Si no tuviera la Santa Comunión, caería continuamente; una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza. (...) Jesús oculto en la Hostia es todo para mi. Del tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz; es aquí donde busco alivio en los momentos de tormento. No sabria cómo glorificar a Dios si no tuviera la Eucaristía en mi corazón."

(Santa Faustina, Diario n° 1037)

lunes, 18 de marzo de 2013

¡Déjame ver tu grandeza, Señor!



Señor, me acaricias con la brisa,
me besas con la luz del sol,
me meces en las olas de Tus playas,
me mimas con las gotas de la lluvia
me consuelas con Tu Palabra,
me perdonas en el Sacramento
de la Reconciliación y me das vida
con la Eucaristía.

¡Si supiéramos la grandeza del Sagrario!
Te das por amor en la Eucaristía,
Te inmolas constantemente por mí.
Aumenta mi amor por Ti
Y déjame ver Tu grandeza
Y sentir Tu Amor.
¡Amém!

domingo, 17 de febrero de 2013

El rosario: Un remedio infalible


Por: Atilio M. Baglietto

R O S A R I U M

Industria Divina.
Expendio sin receta.
Venta y Consumo: libre y gratuito.
Contenido: 59 perlas potenciadas, 1 árbol redentor, 1 fruto de Vida.
Todo unido en una corona carismática.

Acción Terapéutica:
Curativo, reconstituyente, de efecto seguro y prolongado.
Combate el desánimo, la soledad y las amarguras.
Favorece el crecimiento, la madurez y la alegría.
Ayuda a la memoria para recordar nuestra vida eterna.
Prevé y provee en nuestras necesidades y pruebas e infunden gracia.

Fórmula:

Paternoster..................................5
Avemaría...................................50
Gloriapatri....................................5
Salutación Angélica.....................3
Alabanzatrina...............................1
Gozo, Luz, Dolor y Gloria........C.S. (Cantidad Suficiente)

Uso:

Desgranar píamente 1 pater, 10 ave y 1 gloria; repetir cinco veces.

Posología:

Según prescripción especialista psicosomático.
Se recomienda como dosis ideal: 3 tomas diarias: antes del desayuno, almuerzo y cena, con abundante ingesta de fe, esperanza y caridad.
Antes de estrenarlo hágalo humedecer con agua Trinitaria.

Contraindicaciones:

Ninguna.
No se aconseja poco consumo.
Niños, ancianos y embarazadas, con dosis adecuadas, es de incalculable beneficio.

Antagonismo:
No presenta, salvo en la Mesa Eucarística.

Precauciones y Advertencias:

No temer sobredosis y se puede, sin peligro, automedicarse. Evitar distracciones y desgranarlo meditada y devotamente.
Puede ocasionar somnoliencia o aburrimiento pasajero. Preferentemente agitar bien la conciencia antes de usarlo. No confundir con imitaciones o presentaciones "truchas".

Reacciones Adversas:

En personas mundanas, ateas, viciosas o corruptas, pueden aparecer síntomas de intoxicación, escozor, náuseas o irritación.
Ante cualquier dolor en el alma, malestar en el corazón, confusión en la conciencia y/o repulsión a usar este medicamento, consulte o llame con urgencia a su médico espiritual y confié sele su estado.

Efectos Colaterales:

Desarrolla la actividad apostólica.
Desahoga las tensiones.
Mejora paulatinamente la piedad y paz interior.
Tiene la maravillosa propiedad de crear hábito y gratificante dependencia.
Alienta la solidaridad y acrecienta la humildad.
Protege contra las asechanzas maléficas y renueva el fervor.
Es saludable compañía de noche y de día.
Y, como una vacuna, preserva, inmuniza del mal y aleja las sectas.
  • Conservar en lugar cálido de amor y lejos de la húmeda impiedad.
  • Mántengase a la vista y al alcance de todos.
  • Es un producto del laboratorio "Madre Iglesia", Sociedad Cristiana que asegura su calidad y eficacia terapéutica. Goza de fama mundial y tiene licencia eclesiástica.
  • Ideado y difundido por "Sede Sapiencia y Petrux."
  • Administración: María Virgen, Domingo y Catalina
Calle: Del Cielo s/Nº
Paraíso - Reino de Dios
Código Divinal 1 = 3
  • Especialidad autorizada por el Ministerio de Salud Mística.
  • Certificado por "Aquel que es Amor."
  • Director: Jesús de Nazareth. Farmacéutico celestial y médico del alma.
Nota: El "Rosarium", o Rosario de María, puede ser usado sin prescripción ni vigilancia alguna y repetirse sin nueva orden. Siempre, siempre conforta, es terapia y favor inefable.

Vencimiento: Imperecedero.

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Publicado en ESQUIU - 30 de agosto de 1992. El texto ha sido escrito antes de la publicacón de los misterios luminosos por el Beato Juan Pablo II

Fuente: http://vidahumana.org/aborto-imagenes-ayuda-postaborto-embarazo-no-deseado-/item/1272-el-rosario-un-remedio-infalible
 

sábado, 9 de febrero de 2013

¡Oh Señora!, me has robado el corazón.

  
¡Oh Señora!,
me has robado el corazón.
Y yo te pregunto:
¿Dónde lo has puesto?
¿No lo habrás escondido en tu Corazón,
por temor de que yo lo encuentre?

¡Oh, Robadora de Corazones!,
¿Cuándo me devolverás el mío?
¿Quieres quedarte con él para siempre?

Cuando yo te lo pido,
Tu sonríes,
y tu sonrisa me tranquiliza.

Pero, vuelto en mí,
si te lo vuelvo a pedir,
me abrazas, ¡oh Dulcísima!.

Entonces,
embriagado de tu amor,
ya no pienso en mi corazón,
y no sé pedirte otra cosa que el Tuyo.

Desde este momento
mi corazón se encuentra
tan embargado por tu Dulzura,
que te lo doy,
para que Tú lo guies
y para que lo coloques
en el Corazón de tu Hijo. 

  Fray Ricardo de San Lorenzo

jueves, 7 de febrero de 2013

Sobre la tumba de San Luis María Grignion de Montfort dice:


"¿Qué miras, caminante? Una antorcha apagada,
un hombre a quien el fuego del amor consumió,
y que se hizo todo para todos, Luis María Grignion Monfort. 
-¿Preguntas por su vida? No hay ninguna más íntegra,
-¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera.
-¿Investigas su celo? Ninguno más ardiente.
-¿Y su piedad Mariana? Ninguno a San Bernardo más cercano. 
Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras.
Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos y reconciliador de los pecadores.
Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió.
Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad."


-San Luis murió en  Saint Laurent sur Sevre el 28 de Abril de 1716, a la edad de 43 años.
-Fue beatificado en 1888 y canonizado el 20 de Julio de 1947. 
-Es venerado como sacerdote, misionero, fundador y sobre todo, como Esclavo de la Virgen María.

Fuente: http://www.corazones.org/santos/luis_montfort.htm 

sábado, 2 de febrero de 2013

La verdadera devoción es DESINTERESADA



Por último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada. Es decir, te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo a Dios y a su Santísima Madre. El verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu de lucro o interés, ni por su propio bien temporal o eterno, sino únicamente porque Ella merece ser servida y sólo Dios en Ella. Ama a María, pero no por los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino porque Ella es amable. Por esto la ama y sirve con la misma fidelidad en los sinsabores y sequedades que en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo en el Calvario que en las bodas de Caná.

¡Ah! ¡Cuán agradable y precioso es delante de Dios y de su Santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le presta! Pero, ¡qué pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese número estoy escribiendo lo que durante tantos años he enseñado en mis misiones públicas y privadamente con no escaso fruto.

Muchas cosas he dicho ya de la Santísima Virgen. Muchas más tengo que decir. E infinitamente más serán las que omita, ya por ignorancia, ya por falta de talento o de tiempo. Cuanto digo responde al propósito que tengo de hacer de ti un verdadero devoto de María y un auténtico discípulo de Jesucristo.

¡Oh! ¡Qué bien pagado quedaría mi esfuerzo, si este humilde escrito cae en manos de una persona bien dispuesta, nacida de Dios y de María y no de la sangre ni de la carne ni de la voluntad de varón (Jn. 1, 13), le descubre e inspira, por gracia del Espíritu Santo, la excelencia y precio de la verdadera y sólida devoción a la Santísima Virgen, que ahora voy a exponerte! Si supiera que mi sangre pecadora serviría para hacer penetrar en tu corazón, lector amigo, las verdades que escribo en honor de mi amada Madre y soberana señora, de quien soy el último de los hijos y esclavos, con mi sangre en vez de tinta trazaría estas líneas. Pues ¡abrigo la esperanza de hallar personas generosas, que por su fidelidad a la práctica que voy a enseñarte, resarcirán a mi amada Madre y Señora por los daños que ha sufrido a causa de mi ingratitud e infidelidad!

Hoy me siento más que nunca animado a creer y esperar aquello que tengo profundamente grabado en el corazón y que vengo pidiendo a Dios desde hace muchos años, a saber, que tarde o temprano, la Santísima Virgen tenga más hijos, servidores y esclavos de amor que nunca y que, por este medio, Jesucristo, reine como nunca en los corazones.

Preveo claramente que muchas bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo o sepultar, al menos, estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre a fin de que no sea publicado. Atacarán, incluso, a quienes lo lean y pongan en práctica.

Pero, ¡qué importa! ¡Tanto mejor! Esta perspectiva me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, la formación de un escuadrón de aguerridos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida, en los tiempos, como nunca peligrosos, que van a llegar.

¡Que el lector comprenda! (cfr. Mt. 24, 15).

¡Entiéndalo el que pueda! (cfr. Mt. 19,12).

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

viernes, 1 de febrero de 2013

La verdadera devoción es CONSTANTE



La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Te consolida en el bien y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones. De suerte que si eres verdaderamente devoto de María, huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y la cobardía. Lo que no quiere decir que no caigas algunas veces ni experimentes algunos cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes, te levantarás, tendiendo la mano a tu bondadosa Madre; si pierdes el gusto y la devoción sensible, no te acongojarás por ello. Porque, el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

jueves, 31 de enero de 2013

3. La verdadera devoción es SANTA



La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen y, en particular, su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina. Éstas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

martes, 29 de enero de 2013

2. La verdadera devoción es TIERNA



La verdadera devoción a la Santísima Virgen etierna, vale decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la confianza del niño en su querida madre. Esta devoción hace que recurras a la Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran sencillez, confianza y ternura e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y circunstancia:

- En las dudas, para que te esclarezca.

- En los extravíos, para que te convierta al buen camino.

- En las tentaciones, para que te sostenga.

- En las debilidades, para que te fortalezca.

- En los desalientos, para que te reanime.

- En los escrúpulos, para que te libre de ellos.

- En las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele; y finalmente:

- En todas las dificultades materiales y espirituales, María es tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

lunes, 28 de enero de 2013

La verdadera devoción a la Santísima Virgen



Después de haber desenmascarado y reprobado las falsas devociones a la Santísima Virgen, conviene presentar en pocas palabras la verdadera.

Ésta es:

1º) Interior.
2º) Tierna.
3º) Santa.
4º) Constante.
5º) Desinteresada.

1. Devoción interior

La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior. Es decir, procede del espíritu y del corazón, de la estima que se tiene de Ella, de la alta idea que nos hemos formado de sus grandezas y del amor que le tenemos.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

sábado, 26 de enero de 2013

Consejos de San Luis María Grignion de Montfort



      Pongamos, pues, suma atención a fin de no ser del número:

        De los devotos críticos, que no creen en nada pero todo critican.
        De los devotos escrupulosos, que temen ser demasiado devotos de la Santísima Virgen por respeto a Jesucristo.
        De los devotos exteriores, que hacen consistir toda su devoción en prácticas exteriores.
        De los devotos presuntuosos, que bajo el oropel de una falsa devoción a la Santísima Virgen, viven encenagados en el pecado.
        De los devotos inconstantes, que, por ligereza, cambian sus prácticas de devoción o las abandonan a la menor tentación.
        De los devotos hipócritas, que entran en las cofradías y visten la librea de la Santísima Virgen para hacerse pasar por santos.
        Y, finalmente, de los devotos interesados, que sólo recurren a la Virgen para librarse de males corporales o alcanzar bienes de este mundo.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.






viernes, 25 de enero de 2013

6. Los devotos hipócritas y los devotos interesados




"Hay todavía otros falsos devotos de la Santísima Virgen: los devotos hipócritas. Encubren sus pecados y costumbres pecaminosas bajo el manto de esta Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los demás por lo que no son.
Existen, finalmente, los devotos interesados. Son aquellos que sólo acuden a María para ganar algún pleito, evitar un peligro, curar de una enfermedad o por necesidades semejantes... sin las cuales no se acordarían de Ella.

Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a su Santísima Madre."

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

jueves, 24 de enero de 2013

5. Los devotos inconstantes


 
"Los devotos inconstantes son los que honran a la Santísima Virgen a intervalos y como a saltos. Ahora fervorosos, ahora tibios... En un momento parecen dispuestos a emprenderlo todo por su servicio, poco después ya no son los mismos. Abrazan de momento todas las devociones a la Santísima Virgen y se inscriben en todas las cofradías, pero luego no cumplen sus normas con fidelidad. Cambian como la luna. Y María los coloca debajo de sus pies junto a la medialuna, porque son volubles e indignos de ser contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que se distingue por la fidelidad y la constancia.

Más vale no recargarse con tantas oraciones y prácticas devotas y hacer menos pero con amor y fidelidad, a pesar del mundo, del demonio y de la carne."

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

martes, 22 de enero de 2013

4. Los devotos presuntuosos


 

Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano.

Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.; duermen en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el rosario, ayunan los sábados, pertenecen a la cofradía del santo Rosario, a la del escapulario u otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.

Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se resisten a creerlo. Responden que Dios es bondad y misericordia; que no nos han creado para la perdición; que no hay hombre que no peque; que basta un buen “¡Señor, pequé!” a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la Santísima Virgen; que llevan el escapulario; que todos los días rezan puntualmente siete Padrenuestros y Avemarías en su honor y, algunas veces, el Rosario o el Oficio de Nuestra Señora; que ayunan, etc.

Para confirmar sus palabras y cegarse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos, poco importa, que han oído o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida habían rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen resucitaron para confesarse o su alma permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que lograron confesarse o, a la hora de la muerte, obtuvieron del Señor, por la misericordia de María, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!

Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque, ¿cómo puede alguien decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen, mientras con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se obligara a salvar por su misericordia a esta clase de personas, ¡autorizaría el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?

Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen, devoción que después de la que se tiene al Señor en el Santísimo Sacramento es la más santa y sólida de todas, constituye un horrible sacrilegio: el mayor y menos digno de perdón después de la comunión sacrílega.

Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo, que llegues a evitar todo pecado, aunque esto sería lo más deseable. Pero es preciso, al menos (¡nota bien lo que digo!):

1º) Mantenerse sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como al Hijo.

2º) Violentarse para evitar el pecado.

3º) Inscribirse en las cofradías, rezar los cinco o quince misterios del Rosario u otras oraciones, ayunar los sábados, etc.

Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles para lograr la conversión de los pecadores por endurecidos que estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo... te las aconsejo, a condición de alcanzar de Dios, por intercesión de la Santísima Virgen, la gracia de la contrición y perdón de tus pecados y vencer tus hábitos malos y no para permanecer tranquilamente en estado de pecado, no obstante los remordimientos de la conciencia, el ejemplo de Jesucristo y de los santos y las máximas del Santo Evangelio.


Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.



domingo, 20 de enero de 2013

3. Los devotos exteriores


 
Los devotos exteriores son personas que cifran toda su devoción a María en prácticas externas. Sólo gustan de lo exterior de esta devoción, porque carecen de espíritu interior. rezan muchos Rosarios, pero atropelladamente. Participan en muchas Misas, pero sin atención. Se inscriben en todas las cofradías marianas, pero sin enmendar su vida, sin vencer sus pasiones, ni imitar las virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan de los sensible de la devoción, no buscan lo sólido. De suerte que si no experimentan algo sensible en sus prácticas piadosas, creen que no hacen nada, se desalientan y lo abandonan todo o lo hacen por rutina.

El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores. No hay gente que más critique a las personas de oración, que se empeñan en lo interior como lo esencial, aunque sin menospreciar la modestia exterior, que acompaña siempre a la devoción verdadera...

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.


viernes, 18 de enero de 2013

2. Los devotos escrupulosos


 
Los devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al Uno al honrar a la Otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigaron los Santos Padres. Toleran penosamente que haya más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen, no orasen a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas veces.

Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes:

“¿De qué sirven tantos Rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡Cuánta ignorancia hay en tales prácticas! ¡Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hábleme más bien de los devotos de Jesucristo! (y, al pronunciar frecuentemente este nombre, lo digo entre paréntesis, no se descubren). Hay que recurrir solamente a Jesucristo: Él es nuestro único mediador. Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto es lo sólido!”.

Y lo que dicen es verdad, en cierto sentido. Pero, la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno, so pretexto de un bien mayor. Porque ¡nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen! Efectivamente, si se la honra, es para honrar más perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella, es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que es Jesucristo.

La Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús (Lc. 1, 42). Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a Él, lo cual sería intolerable herejía, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María.

Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen y contra sus falsos devotos escrupulosos: María, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.



jueves, 17 de enero de 2013

La devoción a la Santísima Virgen


 

Hoy más que nunca, nos encontramos con falsas devociones que fácilmente podrían tomarse por verdaderas. El demonio, como falso acuñador de moneda y ladrón astuto y experimentado, ha engañado y hecho caer ya a muchas almas por medio de falsas devociones a la Santísima Virgen y cada día utiliza su experiencia diabólica para engañar a muchas otras, entreteniéndolas y adormeciéndolas en el pecado, so pretexto de algunas oraciones mal recitadas y de algunas prácticas exteriores inspiradas por él.

Como un falsificador de moneda no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata muy rara vez los otros metales, porque no valen la pena, así el espíritu maligno no falsifica las otras devociones tanto como las de Jesús y María, la devoción a la Santísima Comunión y la devoción a la Virgen, porque son entre las devociones, lo que el oro y la plata entre los metales.

Es, por ello, importantísimo:

1º) Conocer las falsas devociones para evitarlas y las verdaderas para abrazarlas.

2º) Conocer cuál es, entre las diferentes formas de devoción verdadera a la Santísima Virgen, la más perfecta, la más agradable a María, la más gloriosa para el Señor y la más perfecta, la más agradable a María, la más gloriosa para el Señor y la más eficaz para nuestra santificación, a fin de optar por ella.

Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas devociones a la Santísima Virgen, a saber:

1º) Los devotos críticos.
2º) Los devotos escrupulosos.
3º) Los devotos exteriores.
4º) Los devotos presuntuosos.
5º) Los devotos inconstantes.
6º) Los devotos hipócritas.
7º) Los devotos interesados.

1. Los devotos críticos

Los devotos críticos son, por lo común, sabios orgullosos, engreídos y pagados de sí mismos, que en el fondo tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero critican casi todas las formas de piedad con las que las gentes sencillas honran ingenua y santamente a esta buena Madre, sólo porque no se acomodan a sus fantasías. Ponen en duda todos los milagros e historias referidas por autores fidedignos o extraídas de las crónicas de las Órdenes religiosas, que atestiguan la misericordia y poder de la Santísima Virgen. Se irritan al ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas, para rogar a Dios, ante un altar o imagen de María o en la esquina de una calle... Llegan hasta acusarlas de idolatría, como si adoraran la madera o la piedra. En cuanto a ellos, así dicen, no gustan de tales devociones exteriores ¡ni son tan cándidos para creer a tantos cuentos e historietas como corren acerca de la Santísima Virgen! Si se les recuerdan las admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a María, responden que hablaban como oradores, en forma hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus palabras.

Esta clase de falsos devotos y gente orgullosa y mundana es mucho de temer: hace un daño incalculable a la devoción a la Santísima Virgen, alejando de Ella definitivamente a los pueblos so pretexto de desterrar abusos.

Fuente: San Luis María Grignion de Montfort. Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María. 

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