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viernes, 27 de junio de 2014

Oración por la Iglesia y por los Sacerdotes


"Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor.

Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo (1052).

Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (240)."


Santa Faustina Kowalska (Diario 1052, 240)

lunes, 19 de mayo de 2014

Oración para obtener la gracia de amar al prójimo


Señor, ayúdame para que mis ojos estén llenos de misericordia, de tal modo que jamás sospeche ni juzgue a nadie por las apariencias externas, sino que descubra la belleza interna de los demás y pueda favorecerla.

Haz que mi oído esté lleno de misericordia para que se incline sobre las necesidades de mis hermanos y no me permita permanecer indiferente ante sus dolores y sus llantos.

Ayúdame, oh Dios mío, para que de mis labios fluya la misericordia y sin hacer jamás injusticia al prójimo cuando hablo de él, tenga para cada uno palabras de consuelo y de perdón.

Señor, haz que mis manos sean caritativas y estén siempre llenas de una buena acción y que jamás se cansen de hacer el bien a los otros, mientras por mi parte acepte para mí las tareas más difíciles y penosas.

Haz que sean misericordiosos también mis pies y que lleven sin descanso la ayuda a mis hermanos, venciendo la fatiga y el cansancio; que mi reposo esté en servir a todos.

Te pido finalmente, Dios mío, que llenes de misericordia este corazón y lo hagas sensible a los sufrimientos de los demás, que nadie experimente un rechazo de mi corazón y que yo jamás huya de aquéllos que abusan de mi condescendencia. En cuanto a mí, me encierro en tu misericordiosísimo Corazón, callando ante los demás mis sufrimientos.

¡Oh Jesús, que eres todopoderoso, transforma mi alma en Ti! 

Diario de Santa Faustina (D. 163)

lunes, 18 de marzo de 2013

¡Déjame ver tu grandeza, Señor!



Señor, me acaricias con la brisa,
me besas con la luz del sol,
me meces en las olas de Tus playas,
me mimas con las gotas de la lluvia
me consuelas con Tu Palabra,
me perdonas en el Sacramento
de la Reconciliación y me das vida
con la Eucaristía.

¡Si supiéramos la grandeza del Sagrario!
Te das por amor en la Eucaristía,
Te inmolas constantemente por mí.
Aumenta mi amor por Ti
Y déjame ver Tu grandeza
Y sentir Tu Amor.
¡Amém!

viernes, 28 de diciembre de 2012

"Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado"



Tú, que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y los altos vericuetos
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.

Tú, que en el monte Calvario 
entre sus manos dejaste
el más santo relicario:
la carne donde habitaste;
Tú que le dejaste ser
el hijo bienadoptado,
déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.

Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste 
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar 
la cabeza en su costado.
Amén.
 

martes, 18 de diciembre de 2012

Súplicas para Tiempos Difíciles


Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame. 
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.


Amén.

lunes, 17 de diciembre de 2012

¡Oh Salvador nuestro!




"A los hombres nos es necesaria tu venida, ¡oh Salvador nuestro!, nos es necesaria tu presencia, ¡oh Cristo! Y ojalá que de tal manera vengas, que por copiosísima dignación, habitando en nosotros por la fe, ilumines nuestra ceguedad; permaneciendo con nosotros, ayudes nuestra debilidad, y estando por nosotros, protejas y defiendas nuestra debilidad. Si Tú estás en nosotros, ¿quién podrá nada contra nosotros?... Precisamente para esto vienes al mundo: para que, habitando en los hombres, con los hombres y por los hombres, se iluminen nuestras tinieblas, se suavicen nuestros trabajos y se aparten nuestros peligros".

San Bernardo, doctor de la Iglesia

domingo, 2 de diciembre de 2012

Sacerdotes santos, danos Señor


















Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.

Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.

Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.

Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.

Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes.
Amén.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Recemos por nuestros sacerdotes:



Omnipotente y Eterno Dios: dígnate mirar el rostro de tu Cristo, Eterno y Sumo Sacerdote, y por amor a ÉL, ten piedad de tus sacerdotes.

Recuerda, oh Dios misericordioso, que no son sino débiles y frágiles criaturas. Mantén vivo en ellos el fuego de tu amor. Guárdalos junto a Ti, para que el enemigo no prevalezca contra ellos, y para que en ningún momento sean indignos de su sublime vocación.
  • ¡Oh Jesús!, te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes;
  • por tus sacerdotes tibios e infieles;
  • por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones;
  • por tus sacerdotes que sufren la tentación;
  • por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación;
  • por tus sacerdotes jóvenes;
  • por tus sacerdotes ancianos;
  • por tus sacerdotes agonizantes;
  • por las almas de tus sacerdotes que padecen en el Purgatorio.

Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más queridos: al sacerdote que me bautizó, al que me absolvió de mis pecados; a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión; a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me alentaron y aconsejaron; a todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud.

¡Oh Jesús!, guárdalos a todos junto a tu Corazón y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y la eternidad. Así sea.

*****
Roguemos al dueño de la mies que mande muchos y santos operarios a su mies.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Actos de súplica



Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.

H. ORZANCO (C.M.)


jueves, 22 de noviembre de 2012

Actos de gratitud


Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.
Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.
Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.

H. ORZANCO (C.M.)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Actos de contrición



¡Jesús mío, misericordia! 

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida. 
Por los de mi niñez y adolescencia. 
Por los de mi juventud. 
Por los de mi edad adulta. 
Por los que conozco y no conozco. 
Por lo mucho que te he disgustado con ellos. 
Por lo mal que me he portado contigo. 
Siento mucho haberte ofendido. 
¡Perdóname, perdóname, perdóname! 
Perdóname según tu gran misericordia. 
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti. 
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados. 
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad. 
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador. 
Perdóname, porque estoy muy arrepentido. 
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia. 
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes. 
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados. 
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo. 
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho. 
Jesús, sé para mí Jesús. 

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús. 
¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! 


H. ORZANCO (C.M) 

martes, 20 de noviembre de 2012

Actos de caridad


Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.
Porque Tú me has amado infinitamente.
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme.
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mi en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian.
¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes). 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Saludemos a María Santísima:

Foto: Saludemos a María:

Santa María, Madre de Dios,
conservadme un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dadme un corazón sencillo
que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.

Formadme un corazón manso y humilde,
amante sin exigir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón
ante vuestro divino Hijo;
un corazón grande e indomable,
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor con herida que sólo se cure en el cielo.

Santa María, Madre de Dios,
conservadme un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dadme un corazón sencillo
que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.

Formadme un corazón manso y humilde,
amante sin exigir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón
ante vuestro divino Hijo;
un corazón grande e indomable,
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor con herida que sólo se cure en el cielo.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Súplicas a Jesús Sacramentado a favor del Clero



A nuestro Santísimo Padre,
        Envuélvelo en tu gracia, Señor.
A los Cardenales y Delegados,
        Envíales tu luz, Señor.
A los Sacerdotes Párrocos,
        Dales acierto, Señor.
A los Vicarios y Colaboradores,
        Guíalos, Señor.
A los Sacerdotes Misioneros,
        Protégelos, Señor.
A los Sacerdotes predicadores,
        Ilumínalos, Señor.
A los Sacerdotes Directores de almas,
        Instrúyelos, Señor.
A los Sacerdotes Religiosos,
        Hazlos perfectos, Señor.
A los Sacerdotes de Seminarios,
        Dales tu ciencia, Señor.
A los Sacerdotes en peligro,
        Líbralos, Señor.
A los Sacerdotes tentados,
        Dales el triunfo, Señor.
A los Sacerdotes en pecado,
        Dales tu gracia, Señor.
A los Sacerdotes celosos,
        Ayúdales, Señor.
A los Sacerdotes pobres,
        Socórrelos, Señor.
A los Sacerdotes débiles,
        Fortalécelos, Señor.
A los Sacerdotes turbados,
        Dales la paz, Señor.
A los Sacerdotes aislados,
        Acompáñalos, Señor.
A los Sacerdotes atados a las cosas de la tierra,
        Rompe sus cadenas, Señor.
A los Sacerdotes enfermos,
        Sánalos, Señor.
A los Sacerdotes ancianos,
        Sostenlos, Señor.
A los Sacerdotes difuntos,
        Dales la gloria, Señor.
De toda la Iglesia militante y purgante,
        Apiádate, Señor. Amén.

(Recítese ante el Santísimo expuesto o ante el Sagrario, para que el Señor dé a su Iglesia abundantes Sacerdotes Santos).

jueves, 15 de noviembre de 2012

Oración de Santa Teresita por los Sacerdotes



¡Oh Jesús, Eterno Sacerdote! Guarda a tus sacerdotes al abrigo de tu Corazón. Guarda sin manchas sus manos consagradas que diariamente tocan tu santo Cuerpo, y limpios sus labios teñidos con tu preciosa Sangre.

Guarda puros sus corazones, marcados con el sello sublime del Sacerdocio, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. 

Bendice sus tareas apostólicas con abundantes frutos  y haz que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas, que serán su consuelo aquí y su corona eterna. Amén.

Santa Teresita

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Dulce Madre, no te alejes


Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes.
Ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes.
Ya que me proteges tanto como verdadera Madre,
Haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén. 


sábado, 10 de noviembre de 2012

Actos de fe


Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen.

viernes, 9 de noviembre de 2012

La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios


Foto: APRENDIENDO A ORAR

1. "La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador". (Sermón sobre la oración).

2. "Con la oración todo lo podéis, sois dueños, por decirlo así, del querer de Dios". (Sermón sobre la perseverancia).

3. "La oración abre los ojos del alma, le hace sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad". (Sermón sobre la oración).

4. "Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal". (Sermón sobre la oración).

5. "Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar". (Sermón sobre la perseverancia).

6. "¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber a qué venimos ni qué queremos pedir! Sin embargo, cuando se va a casa de cualquiera, se sabe muy bien por qué uno se dirige a ella. Los hay que parecen decirle a Dios: «Vengo a decirte dos palabras para cumplir contigo...». Con frecuencia pienso que, cuando venimos a adorar a nuestro Señor, conseguiríamos todo lo que quisiéramos, con tal de pedirle con fe viva y un corazón puro". (Sobre la oración).

7. "Nuestras oraciones han de ser hechas con confianza, y con una esperanza firme de que Dios puede y quiere concedernos lo que le pedimos, mientras se lo supliquemos debidamente". (Sermón sobre la oración).

8. "Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación". (Sermón sobre la oración).

9.Por muchas que sean las penas que experimentemos, si oramos, tendremos la dicha de soportarlas enteramente resignados a la voluntad de Dios; y por violentas que sean las tentaciones, si recurrimos a la oración, las dominaremos (Sermón sobre la oración).

10. "La tercera condición que debe reunir la oración para ser agradable a Dios, es la perseverancia. Vemos muchas veces que el Señor no nos concede enseguida lo que pedimos; esto lo hace para que lo deseemos con más ardor, o para que apreciemos mejor lo que vale. Tal retraso no es una negativa, sino una prueba que nos dispone a recibir más abundantemente lo que pedimos". (Sermón sobre la oración).

Santo Cura de Ars.

1. "La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador". (Sermón sobre la oración).

2. "Con la oración todo lo podéis, sois dueños, por decirlo así, del querer de
 Dios". (Sermón sobre la perseverancia).

3. "La oración abre los ojos del alma, le hace sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad". (Sermón sobre la oración).

4. "Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal". (Sermón sobre la oración).

5. "Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar". (Sermón sobre la perseverancia).

6. "¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber a qué venimos ni qué queremos pedir! Sin embargo, cuando se va a casa de cualquiera, se sabe muy bien por qué uno se dirige a ella. Los hay que parecen decirle a Dios: «Vengo a decirte dos palabras para cumplir contigo...». Con frecuencia pienso que, cuando venimos a adorar a nuestro Señor, conseguiríamos todo lo que quisiéramos, con tal de pedirle con fe viva y un corazón puro". (Sobre la oración).

7. "Nuestras oraciones han de ser hechas con confianza, y con una esperanza firme de que Dios puede y quiere concedernos lo que le pedimos, mientras se lo supliquemos debidamente". (Sermón sobre la oración).

8. "Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación". (Sermón sobre la oración).

9.Por muchas que sean las penas que experimentemos, si oramos, tendremos la dicha de soportarlas enteramente resignados a la voluntad de Dios; y por violentas que sean las tentaciones, si recurrimos a la oración, las dominaremos (Sermón sobre la oración).

10. "La tercera condición que debe reunir la oración para ser agradable a Dios, es la perseverancia. Vemos muchas veces que el Señor no nos concede enseguida lo que pedimos; esto lo hace para que lo deseemos con más ardor, o para que apreciemos mejor lo que vale. Tal retraso no es una negativa, sino una prueba que nos dispone a recibir más abundantemente lo que pedimos". (Sermón sobre la oración).

Santo Cura de Ars.

martes, 30 de octubre de 2012

Enséñame, Jesús, a conocerte




He corrido, Señor, para buscarte
y el día se cerró, la noche vino.
Pero había soñado en encontrarte,
como Saulo, en mitad de mi camino.

Cuando ya no acertaba ni a llamarte,
brilla ante mí un lucero matutino.
¡Y no me atrevo aún a adivinarte
ni a ver tras de su luz tu Sol divino!

Enséñame, Jesús, a conocerte.
Si Tú me concedieras esa suerte,
ninguna gracia más te pediría.

Ni siquiera aprender a amarte pido,
porque sé que al haberte conocido
con entrega inmediata te amaría.

viernes, 5 de octubre de 2012

Apuntes sobre la oración

Foto: APUNTES SOBRE LA ORACIÓN

La oración no consiste en el fervor ni en la sequedad, sino en la voluntad firme de cumplir en cada momento la de Dios, mientras tengamos conciencia de que estamos haciendo lo que el Señor nos pide no podemos desalentarnos. La oración no es estar agusto con Jesús, sino también acompañarle incluso sin hablar. El cuerpo no entiende de oración y hay que decirle aguántate, bastante tengo yo que aguantarte a ti, no quitarle ni un minuto. No lea en la oración, mírelo y ámelo y dígale que va a ser fiel.

Orar no es difícil, si piensa bajamente de sí y altamente de Dios. Ahí está todo. Quien tiene hambre busca la comida, quien está cansado desea sentarse, quien está enfermo llama al médico, y quien se ve miseria acude a la misericordia de que Jesús. Eso y no otra cosa es orar.

No tengo más que decir que seamos muy de Dios, porque con la experiencia de vida que tenemos, vemos que todos y todo siguen poco más o menos lo mismo. Lo preciso es que nosotros nos mejoremos y seamos más hombres de fe en todo. Casi siempre nos fijamos en los demás como obstáculos para nuestra santificación y nos engañamos. A nadie le hace daño nadie sino se aparta de Dios; ni aun el demonio puede con nosotros. Por tanto no deje la oración y el silencio, porque el hablar mucho seca el corazón del fervor de la oración, y les irá muy bien.

Hay que hacer meditación. Es necesario. De otra forma se enfrían los corazones y se pierde la firmeza de la fe. La lectura espiritual y la meditación son las dos ruedas con que se camina en el camino de la virtud. Sin éstas es imposible caminar por el camino de la virtud. Por tanto, no olvide ésta mi única recomendación y aviso: la oración y la oración. Hágala cuando pueda por la mañana o por la tarde, pero día sin oración es día perdido.

Más hace el que más ora.

Vamos a tener mucha humildad y vencernos en cosas pequeñas para tener energías para cuando vengan las grandes, porque tienen que llegar.

Pídale al Señor que le dé lo mismo que la quieran y admiren como la desprecien y critiquen. No se ocupe de eso. Mire más a Jesús, a ver si Él la quiere y la admira, y de los hombres nada le importe. El mal no está en esas sensaciones interiores sino en si 
nos preocupan los dichos y hechos de los demás. Pídalo al Señor, pídalo y pídalo con humildad.


La oración no consiste en el fervor ni en la sequedad, sino en la voluntad firme de cumplir en cada momento la de Dios, mientras tengamos conciencia de que estamos haciendo lo que el Señor nos pide no podemos desalentarnos. La oración no es estar a gusto con Jesús, sino también acompañarle incluso sin hablar. El cuerpo no entiende de oración y hay que decirle aguántate, bastante tengo yo que aguantarte a ti, no quitarle ni un minuto. No lea en la oración, mírelo y ámelo y dígale que va a ser fiel.

Orar no es difícil, si piensa bajamente de sí y altamente de Dios. Ahí está todo. Quien tiene hambre busca la comida, quien está cansado desea sentarse, quien está enfermo llama al médico, y quien se ve miseria acude a la misericordia de que Jesús. Eso y no otra cosa es orar.

No tengo más que decir que seamos muy de Dios, porque con la experiencia de vida que tenemos, vemos que todos y todo siguen poco más o menos lo mismo. Lo preciso es que nosotros nos mejoremos y seamos más hombres de fe en todo. Casi siempre nos fijamos en los demás como obstáculos para nuestra santificación y nos engañamos. A nadie le hace daño nadie sino se aparta de Dios; ni aun el demonio puede con nosotros. Por tanto no deje la oración y el silencio, porque el hablar mucho seca el corazón del fervor de la oración, y les irá muy bien.

Hay que hacer meditación. Es necesario. De otra forma se enfrían los corazones y se pierde la firmeza de la fe. La lectura espiritual y la meditación son las dos ruedas con que se camina en el camino de la virtud. Sin éstas es imposible caminar por el camino de la virtud. Por tanto, no olvide ésta mi única recomendación y aviso: la oración y la oración. Hágala cuando pueda por la mañana o por la tarde, pero día sin oración es día perdido.

Más hace el que más ora. Vamos a tener mucha humildad y vencernos en cosas pequeñas para tener energías para cuando vengan las grandes, porque tienen que llegar.

Pídale al Señor que le dé lo mismo que la quieran y admiren como la desprecien y critiquen. No se ocupe de eso. Mire más a Jesús, a ver si Él la quiere y la admira, y de los hombres nada le importe. El mal no está en esas sensaciones interiores sino en si nos preocupan los dichos y hechos de los demás. Pídalo al Señor, pídalo y pídalo con humildad.
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