jueves, 14 de agosto de 2014

San Maximiliano Kolbe, ruega por nosotros

Hoy la Iglesia celebra a San Maximiliano Kolbe, el mártir que ofreció su vida por un padre de familia

"Maximiliano significa “el más importante de la familia”. San Maximiliano Kolbe nació un 8 de enero de 1894 en la ciudad polaca de Zundska Wola, que en ese momento se encontraba ocupada por Rusia.
Siendo niño realizó una travesura que su mamá le reprochó. Tiempo después, la madre vio que el pequeño Kolbe había cambiado de actitud y que frecuentemente oraba llorando ante un pequeño altar que tenía escondido entre dos roperos.
La madre preocupada le pidió que le contara todo. Entonces, temblando de emoción y con los ojos llenos de lágrimas le dijo: “Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen que me dijera lo que sería de mí. Lo mismo en la Iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja”.
“La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba… (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció”.
Este hecho marcó profundamente la vida de Maximiliano, quien se volvió un gran devoto de la Virgen Inmaculada e ingresó a la Orden de los Franciscanos.
Estando como estudiante en Roma, funda la “Milicia de la Inmaculada” con la finalidad de promover el amor y el servicio a la Virgen y la conversión de las almas a Cristo. De regreso a Polonia, publica la revista mensual “Caballero de la Inmaculada”.
En 1929 funda la "Ciudad de la Inmaculada" en el convento franciscano de Niepokalanów, a 40 kilómetros de Varsovia. Tiempo después se ofrece como voluntario para ir al Japón. Estando allá funda una nueva ciudad de la Inmaculada ("Mugenzai No Sono") y publica la revista “Caballero de la Inmaculada” en japonés.
Regresa a Polonia en plena Segunda Guerra Mundial, es apresado y enviado a campos de concentración. Cierto día se escapa un prisionero y los alemanes, para dar muestra de severidad, escogen a 10 prisioneros que son condenados a morir de hambre. El décimo número le tocó al sargento Franciszek Gajowniczek, polaco también, quien exclamó: “Dios mío, yo tengo esposa e hijos”.
Ante esto, el P. Maximiliano ofrece intercambiarse por el condenado. El sacerdote es llevado a un subterráneo, donde alienta constantemente a los demás presos a seguir unidos en la oración. Todos mueren y solo él queda vivo. Al final, le aplican una inyección letal que acaba con su vida.
Su máximo deseo era: “Concédeme alabarte, Virgen santa, concédeme alabarte con mi sacrificio. Concédeme por ti, solo por ti, vivir, trabajar, sufrir, gastarme, morir…”
El Papa Pablo VI lo declaró Beato y fue canonizado por San Juan Pablo II, su paisano, quien dijo que “Maximiliano Kolbe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida”.
Fuente: http://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-a-san-maximiliano-kolbe-el-martir-que-ofrecio-su-vida-por-un-padre-de-familia-29348/#.U-1G-8VdVA1

viernes, 27 de junio de 2014

Oración por la Iglesia y por los Sacerdotes


"Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor.

Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo (1052).

Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (240)."


Santa Faustina Kowalska (Diario 1052, 240)

lunes, 19 de mayo de 2014

Oración para obtener la gracia de amar al prójimo


Señor, ayúdame para que mis ojos estén llenos de misericordia, de tal modo que jamás sospeche ni juzgue a nadie por las apariencias externas, sino que descubra la belleza interna de los demás y pueda favorecerla.

Haz que mi oído esté lleno de misericordia para que se incline sobre las necesidades de mis hermanos y no me permita permanecer indiferente ante sus dolores y sus llantos.

Ayúdame, oh Dios mío, para que de mis labios fluya la misericordia y sin hacer jamás injusticia al prójimo cuando hablo de él, tenga para cada uno palabras de consuelo y de perdón.

Señor, haz que mis manos sean caritativas y estén siempre llenas de una buena acción y que jamás se cansen de hacer el bien a los otros, mientras por mi parte acepte para mí las tareas más difíciles y penosas.

Haz que sean misericordiosos también mis pies y que lleven sin descanso la ayuda a mis hermanos, venciendo la fatiga y el cansancio; que mi reposo esté en servir a todos.

Te pido finalmente, Dios mío, que llenes de misericordia este corazón y lo hagas sensible a los sufrimientos de los demás, que nadie experimente un rechazo de mi corazón y que yo jamás huya de aquéllos que abusan de mi condescendencia. En cuanto a mí, me encierro en tu misericordiosísimo Corazón, callando ante los demás mis sufrimientos.

¡Oh Jesús, que eres todopoderoso, transforma mi alma en Ti! 

Diario de Santa Faustina (D. 163)

martes, 13 de mayo de 2014

Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros



"Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace, le prometo la salvación; y estas almas serán queridas de Dios como flores puestas por Mí para adornar su trono.”


"No te desanimes. Yo nunca te dejaré.  Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.”



Nuestra Señora de Fátima

viernes, 18 de abril de 2014

Novena a la Divina Misericordia

La novena de la Divina Misericordia se puede practicar en cualquier época del año ; pero , según el deseo del Salvador , ella adquiere toda su especial significación si se hace desde el Viernes Santo hasta el Domingo después de Pascua.


“Jesús me ha mandado - escribe Sor Faustina - hacer la Novena antes de la Fiesta de la Divina Misericordia, y hoy, Viernes Santo, debo empezarla para obtener la conversión del mundo entero (son sus palabras) y para dar a conocer a la Divina Misericordia , a fín de que todas y cada una de las almas alaben su Bondad.”

PRIMER DÍA


"Hoy tráeme a toda la Humanidad, especialmente a todos los pecadores y sumérgelos en la inmensidad de mi Misericordia. De esta forma me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas".

Misericordiosísimo Jesús, cuya inclinación natural es la de tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu Bondad infinita. Acógenos en la morada de tu Corazón Misericordiosísimo y no permitas que salgamos jamás de Él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia toda la Humanidad y en especial hacia los pobres pecadores, encerrándoles en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús y, por los méritos de su dolorosa Pasión, muéstranos tu Misericordia, para que alabemos la omnipotencia de tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén. .

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:
PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 

SEGUNDO DÍA

"Hoy tráeme a las almas de los sacerdotes y religiosos y sumérgelas en mi Insondable Misericordia. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar las amarguras de mi Pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi Misericordia fluye hacia la Humanidad".

Misericordiosísimo Jesús, de quien procede todo bien, multiplica tus gracias sobre las almas consagradas a tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos los que las vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el Cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu Viña, las almas de los sacerdotes y religiosos, dótalas con la fortaleza de tus Bendiciones y por el amor del Corazón de tu Hijo, al cual están unidas, concédelas el poder de tu Luz, para que puedan guiar a otros por el camino de la Salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:


PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


TERCER DÍA

"Hoy tráeme a todas las almas devotas y fieles y sumérgelas en el gran océano de mi Misericordia. Ellas me confortaron a lo largo del Vía Crucis y fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura".

Misericordiosísimo Jesús, que desde el tesoro de tu Misericordia, distribuyes tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de tu muy compasivo Corazón y no permitas que salgamos nunca de Él. Te imploramos esta gracia en virtud del más excelso amor; aquel con el que tu Corazón arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, vuelve tus ojos misericordiosos hacia las almas fieles, que guardan el legado de Tu Hijo. Y por los méritos y dolores de su Pasión, concédeles tu bendición y tenlas siempre bajo tu tutela. Que nunca claudique su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa Fe, sino que, con todo el ejército de Ángeles y Santos, glorifiquen tu infinita Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:


PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


CUARTO DÍA

"Hoy tráeme a los que no creen en Mí y a los que todavía no me conocen. Pensaba en ellos durante las angustias de mi Pasión, y su futuro fervor sirvió de consuelo a mi Corazón. Sumérgelos en la inmensidad de mi Misericordia".

Misericordiosísimo Jesús, Tú que eres la Luz del género humano, recibe en la morada de tu Corazón lleno de compasión, a las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de tu Gracia las ilumine para que también, unidas a nosotros, ensalcen tu maravillosa Misericordia; y no las dejes salir de la morada de tu Corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve tu piadosa mirada hacia las almas de aquellos que no creen en tu Hijo, y hacia las de aquellos que todavía no te conocen, pero que están presentes en el muy compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalas a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédelas que también ellas ensalcen la generosidad de tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


QUINTO DÍA

"Hoy tráeme a las almas de nuestros hermanos separados y sumérgelas en la Inmensidad de mi Misericordia. Ellas, durante las angustias de mi Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. A medida que se reincorporan a ella, mis heridas cicatrizan, y de esta forma sirven de bálsamo a mi Pasión".

Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la Luz a aquellos que te buscan. Recibe en el seno de tu Corazón, desbordante de piedad, a las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalas, con la ayuda de tu Luz, hacia la unidad de la Iglesia, y no las dejes marchar de la morada de tu muy compasivo Corazón, que es todo amor; haz que también ellas lleguen a glorificar la generosidad de tu Misericordia.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado tus bendiciones y abusado de tus gracias manteniéndose obstinadamente en el error. También ellas están acogidas en el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores sino el Amor de tu Hijo y los dolores que para su provecho sufrió y aceptó por ellas durante su Pasión y haz que también ellas glorifiquen tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


SEXTO DÍA

"Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi Misericordia. Estas almas son las más parecidas a mi Corazón. Ellas me proporcionaron fortaleza durante mi amarga Agonía, ya que las veía como ángeles terrenales, velando junto a mis Altares. Derramo sobre ellas un torrente de gracias porque sólo el alma humilde es capaz de recibir mi Gracia. Es a las almas humildes a las que concedo mi Confianza".

Misericordiosísimo Jesús, que dijiste: "Aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón". Acoge en el seno de tu Corazón desbordante de piedad, a todas las almas mansas y humildes, y a las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, que muy particularmente se recrea en ellas. Son como un ramillete de florecillas que despiden su perfume ante el trono de Dios y el mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo perenne en tu Piadosísimo Corazón, oh, Jesús, y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.

Padre Eterno, vuelve tu mirada llena de Misericordia hacia las almas mansas, hacia las almas humildes y hacia las almas de los niños pequeños acurrucadas en el seno del Corazón de Jesús rebosante de piedad. Estas almas son las que se asemejan más a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar tu Trono, Señor y Padre de Misericordia y Bondad suprema. Te suplico, bendigas a toda la Humanidad, por el amor que te inspiran estas almas y el gozo que te proporcionan, para lograr que todas las almas entonen a la vez, las alabanzas que se merece tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.


A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


SÉPTIMO DÍA

"Hoy tráeme a las almas que especialmente veneran y glorifican mi Misericordia y sumérgelas en mi Misericordia". Estas almas compartieron los sufrimientos de mi Pasión y penetraron en mi Espíritu más profundamente que ninguna otra. Son vivo reflejo de mi compasivo Corazón y brillarán con esplendor especial en la vida futura. Ninguna de ellas sufrirá el tormento del fuego del infierno, porque las defenderé con particular empeño a la hora de la muerte".

Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en el seno de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de tu Misericordia. Dótalas con el poder de Dios y en medio de las dificultades y aflicciones, haz que sigan adelante, confiadas en tu Misericordia; y unidas a Ti, oh, Jesús, carguen sobre sus hombros el peso de toda la Humanidad; y por ello no serán juzgadas con severidad, sino que tu Misericordia las protegerá especialmente cuando llegue la hora de la muerte.

Padre Eterno, vuelve tu mirada hacia las almas que alaban y honran tu supremo atributo, la Misericordia infinita, y que están protegidas dentro del muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están rebosantes de obras de misericordia, y sus corazones, desbordantes de alegría, entonan cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando tu Misericordia. Te lo suplico, Señor: Muéstrales tu Misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza que en Ti depositan. Que se cumpla en ellas la promesa hecha por Jesús: "A las almas que veneren mi infinita Misericordia, las protegeré durante toda su vida, como a mi propia Gloria, y muy especialmente en la hora de la muerte".


A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 


OCTAVO DÍA

"Hoy tráeme a las almas que están detenidas en el Purgatorio y sumérgelas en las profundidades de mi Misericordia. Que mi Sangre, cayendo a chorros, apacigüe las llamas en que se abrasan. Todas estas almas me son muy queridas. Ellas cumplen el castigo que se debe a mi Justicia. En tu poder está socorrerlos. Saca todas las Indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas por ellas. ¡Ohl, si supieras qué tormentos padecen, ofrecerías continuamente por ellas el óbolo de tus oraciones y así saldarías las deudas que ellas tienen con mi Justicia".

Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste: ¡misericordia!, introduzco ahora en el seno de tu Corazón, desbordante de Misericordia, las almas del Purgatorio, almas que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua que brotó de tu Corazón, apague las llamas purificadoras, para que, también allí, el poder de tu Misericordia sea glorificado.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el Purgatorio y que Jesús acoge en su Corazón desbordante de compasión. Te suplico, por la dolorosa Pasión que sufrió tu Hijo, y por toda la amargura que anegó su Sacratísima Alma, que te muestres misericordioso con las almas que se hallan bajo tu mirada justiciera. No las mires de otro modo, sino sólo a través de las Llagas de Jesús, tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que tu Bondad y Compasión son infinitas. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 



NOVENO DÍA

"Hoy tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia.
Estas almas, son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. Por su tibieza e indiferencia mi Alma sintió una inmensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. Ellas fueron las que me hicieron gritar: "Padre, si es posible, aparta de Mí este cáliz". Para ellas, la última esperanza de salvación será el recurrir a mi Misericordia". Piadosísimo Jesús, a Ti que eres la Piedad misma, hoy te traigo al seno de tu compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza.

Que estas almas heladas, que se parecen a cadáveres y que te llenan de repugnancia, se calienten con el fuego de tu puro Amor ¡oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de Amor puro y comunícalas el fuego de tu divino Amor, porque Tú todo lo puedes.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a las almas tibias que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón todo Misericordia. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que padeció tu Hijo, y por sus tres largas horas de Agonía en la Cruz: que ellas también glorifiquen el mar sin fondo de tu Misericordia. Amén. 


A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia que se explica a continuación:

PADRE NUESTRO, un AVE MARIA y un CREDO. Después, en las cuentas del rosario correspondientes al Padre nuestro, dirás:

"PADRE ETERNO, YO TE OFREZCO EL CUERPO Y LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADÍSIMO HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, COMO PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO".

En cada una de las cuentas del Ave María, dirás "POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN  MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

Y al final dirás tres veces:

"SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO". 

domingo, 30 de marzo de 2014

"He aquí este Corazón que ama tanto y, a cambio, es tan poco amado"


 "Para alimentar espiritualmente a los hambrientos hijos de Su Padre, Jesús se convierte en el Pan Vivo bajado del cielo.  Él no es retribuido con agradecimiento y adoración... Él se describe a Si mismo como un Prisionero de Amor. Esto es lo que Jesús mismo le reveló a Santa Margarita María.  Ella estaba orando cuando Él se le apareció en el Santísimo Sacramento y le dijo: "He aquí este Corazón que ama tanto y, a cambio, es tan poco amado".  Le explicó que las espinas alrededor de Su Corazón eran un símbolo del dolor que Él sufre por la ingratitud e indiferencia de Sus sacerdotes y de Su pueblo a Su Amor en el Santísimo Sacramento.  Luego, Jesús le manifestó que Él sufría más por esta indiferencia e ingratitud de lo que sufrió durante su Pasión.

Por esta razón Jesús nos llama a cada uno de nosotros diciéndonos: "Tengo sed, una terrible sed de ser amado por ustedes en el Santísimo Sacramento".

El Santísimo Sacramento es el Sagrado Corazón de Jesús en medio de nosotros.  Hoy Él llora como lloró por Jerusalén. ¡Cuánto no desea Él reunir a cada uno de nosotros en Su Corazón, así como la gallina reúne a sus polluelos debajo de sus alas!

Cambia Su llanto en una sonrisa... Establece la adoración perpetua en tu parroquia y cambiarás las espinas de Su Corazón en muchas flores de consuelo.  Cada hora santa reparará toda la indiferencia e ingratitud del mundo. !Qué gracia tan grande!

Monseñor Pepe. Cartas a un hermano sacerdote. Adaptado.

domingo, 2 de marzo de 2014

Señor, ten piedad de nosotros


"En estos dos últimos días de carnaval he conocido una enorme cantidad de penas y de pecados. En un instante el Señor me hizo saber los pecados cometidos estos días en el mundo entero. Me he desmayado de espanto, y a pesar de conocer todo el abismo de la Divina Misericordia, me he sorprendido de que Dios permita existir a la humanidad. Y el Señor me dijo quién sostiene la existencia de la humanidad: son las almas elegidas. Cuando acabe el número de los elegidos, el mundo dejará de existir." 

Diario de Santa Faustina. n.926

domingo, 9 de febrero de 2014

La oración ante el Santísimo Sacramento nos da el conocimiento de Dios mismo


Santo Tomás antes de morir expresó que había aprendido más sobre Jesús en una hora santa ante el Santísimo Sacramento, que en todos los libros que había leído.  Descubrió más sobre Su Amor estando en Su Presencia Real, que en todo lo que había escrito.  Y todo lo que había escrito y dicho era tan insignificante como la paja, en comparación con el valor de un solo encuentro personal con Jesús en el Santísimo Sacramento.

    La teología es el estudio de Dios.  La oración ante el Santísimo Sacramento nos da el conocimiento de Dios mismo.  La primera es el estudio académico del amor.  La segunda, es la cálida experiencia del Amor Personificado.  Una es un libro acerca de la persona, mientras que la otra es esa persona diciéndonos directamente todo sobre sí misma.

  La Eucaristía no es una cosa sino una persona. A menos que reservemos tiempo para mantener una relación personal con Jesús en el Santísimo Sacramento, perderemos de vista la amorosa persona de Jesús en el Santísimo Sacramento y la Sagrada Eucaristía perderá su valor ante nuestros ojos.

Monseñor Pepe. Cartas a un heramano sacerdote. Adaptado

domingo, 26 de enero de 2014

Dichosos los que no han visto y han creído


"Quiero seguir escribiéndote hasta que, por la gracia de Dios, empieces a hacer una hora santa por día y tengas adoración perpetua en tu parroquia.

Es solo cuestión de fe. ¡Fe en que el Santísimo Sacramento es realmente la persona de Jesús, aquí con nosotros, en este mismo lugar y en este mismo momento!. Tomás no creyó que Jesús había resucitado. “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi mano en su costado no creeré” (Jn 20,25).

Por esta razón se le llama: “Tomás el incrédulo”. ¿Quien es hoy “Tomás el incrédulo”?. La gente cree en la resurrección, pero ¿sabe dónde vive el Señor resucitado? Hoy “Tomás el incrédulo” es aquel que no cree que el Santísimo Sacramento ES Jesús, nuestro Salvador Resucitado, con todo el poder de su Resurrección que derrama gracias abundantes sobre todos aquellos que se acercan a Su divina presencia!

Muchos dirán que “sí”, que creen en la presencia real. Pero la fe es mucho más que una aprobación intelectual. La fe es inseparable del modo de actuar. Si creemos que Jesús está presente en el Santísimo Sacramento, entonces actuamos de acuerdo a nuestra fe. Vamos a Él, nos acercamos a Él, corremos hacia Él. San Pablo dice “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven” (Hb 11,1).

Si pudieras ver a Jesús en el Santísimo Sacramento, ¿no reservarías una hora todos los días para estar con Él? Si pudieras verLo como realmente es, ¿no tendrías adoración perpetua en tu parroquia? Sería imposible detenerlo, porque el mundo entero vendría día y noche a verLo y estar con Él. 

Imagínate lo que sucedería si Jesús se hiciera visible en el Santísimo Sacramento. Todo el mundo querría tomar el primer vuelo para ir a tu parroquia. Y, ¿no le diría Jesús, a cada uno, lo que le dijo al apóstol Tomás: Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído (Jn 20,29). 
Jesús se aparece a Tomás para que éste pueda creer que Cristo ha resucitado. La maravilla más grande de Su Amor es que Él no se te aparezca a ti, mi querido amigo.

En lugar de eso, Jesús te espera en el Santísimo Sacramento. Él quiere que vayas a Él por la fe, para que por toda la eternidad, te pueda llamar "DICHOSO". Su Amor es demasiado grande para decir: "Acerca aquí tu dedo y mira Mis manos; trae tu mano y métela en Mi costado y no seas incrédulo sino creyente" (Jn 20,27).

Cree que el Santísimo Sacramento es el mismo que dijo estas palabras a Tomás, el mismo Jesús que atravesó las puertas cerradas y que se presentó en medio de los apóstoles y les dijo: "La paz esté con vosotros".

Ésta es la paz que Jesús quiere que tengas en tus horas santas. La experiencia de esta paz es mejor que si Jesús te mostrara sus llagas. Sus llagas en el Santísimo Sacramento ya no son horribles. Son ahora la belleza del paraíso, brillan más gloriosamente que el sol; son fuente de gracia.

Jesús quiere darte la plenitud de estas gracias, por venir a Él por la fe. Por eso es mejor que Él no te muestre sus llagas visibles, como al apóstol Tomás, porque quiere derramar sobre ti las gracias invisibles de estas llagas con todo el mérito, toda la gloria, la belleza y el amor salvífico que emanan de ellas.

Con cada hora santa que hagas, le estás diciendo a Jesús: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20,28). Y cada vez Él te dice: "Dichoso eres porque no has visto y has creído".

Fuente: Mons. Pepe. Cartas a un hermano sacerdote. Adaptado 

lunes, 13 de enero de 2014

El poder de la oración


"A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración."

Diario de Santa Faustina, n.146

sábado, 11 de enero de 2014

Con ardiente amor y fervor de corazón, deseo recibirte, Señor


Con la mayor devoción y ardiente amor, con todo afecto y fervor de corazón deseo recibirte, Señor, tal como desearon recibirte en la comunión muchos santos y personas devotas que te complacieron por su santidad de vida y tuvieron muy ardiente devoción. Dios mío, Amor eterno, todo mi Bien, Felicidad interminable, ansío recibirte con vehementísimo deseo y dignísimo respeto tal como jamás algún santo tuvo o pudo sentir.

Y aunque soy indigno de tener todos estos sentimientos de devoción, sin embargo te ofrezco todo el afecto de mi corazón como si solamente yo pudiera tener todos estos gratísimos deseos inflamados. Pero todo cuanto puede concebir y desear una mente piadosa, te lo presento y ofrezco con sumo respeto e íntimo fervor. Nada deseo reservar para mí sino inmolarte espontánea y gustosamente a mí mismo y todo lo mío. Señor Dios mío, Creador mío y Redentor mío, Con el mismo afecto, respeto, alabanza y honor; con la misma gratitud y amor; con la misma fe, esperanza y caridad deseo hoy recibirte como te recibió y deseó tu Santísima Madre, la gloriosa Virgen María, cuando le respondió humilde y devotamente al mensajero que le anunciaba el misterio de Encarnación: He aquí la esclava del Señor, suceda conmigo según tu palabra (Lc 1, 38).

Y como tu santo Precursor, excelentísimo santo, Juan el Bautista, saltó de júbilo en tu presencia en el gozo del Espíritu Santo, estando todavía dentro del seno materno y después de ver a Jesús caminando entre la multitud, humillándose mucho decía con devoto afecto: "El amigo del novio, que está ante él y le oye se alegra mucho al escuchar su voz" (Jn 3, 29), así yo quiero inflamarme con grandes y sagrados deseos y presentarme ante Ti de todo corazón. Por eso te ofrezco y dedico las alegrías íntimas de todas las personas devotas, sus ardientes afectos, sus ideas brillantes, sus inspiraciones sobrenaturales y visiones místicas con todas las virtudes y alabanzas que celebran todos los seres creados en el cielo y en la tierra, por mí y por todos los que se han encomendado a mis oraciones para que seas alabado dignamente por todos y seas glorificado perpetuamente.

Recibe mis promesas, Señor Dios mío, y los deseos de infinita alabanza e inmensa bendición que mereces justamente de acuerdo con la inmensidad de tu inexpresable grandeza. Esto ahora te ofrezco y ofreceré todos los días y en cada momento e invito y suplico a todos los espíritus del cielo juntamente con los fieles, con ruegos y afecto que se unan a mí para ofrecerte gratitud y alabanzas.

Todos los pueblos, las tribus y las razas te alaben y engrandezcan tu santo y dulce Nombre con la mayor alegría y ardiente devoción. Todos los que respetuosa y devotamente celebran tu altísimo Sacramento y lo reciben con plena fe, merezcan encontrar tu gracia y misericordia y rueguen por mí humildemente. Cuantos hayan podido disfrutar de la deseada devoción y unión, y se retiraron de la Sagrada Mesa llenos de consuelo y admirablemente reconfortados sírvanse acordarse de mí que soy pobre.

Fuente: Imitación de Cristo. Capítulo XVII. Recibir a Cristo con amor ardiente y vehemente afecto.
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