viernes, 28 de diciembre de 2012

"Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado"



Tú, que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y los altos vericuetos
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.

Tú, que en el monte Calvario 
entre sus manos dejaste
el más santo relicario:
la carne donde habitaste;
Tú que le dejaste ser
el hijo bienadoptado,
déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.

Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste 
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar 
la cabeza en su costado.
Amén.
 

martes, 25 de diciembre de 2012

"Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado"


«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9, 1).

 «Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor» (Lc 2, 11).

«Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque» (Sal 95, 11-12).

«Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», (Is 9, 5). 

viernes, 21 de diciembre de 2012

‎"Estad siempre alegres en el Señor"


Quiere decir que la 'razón de mi alegría' no está en mi temperamento más o menos optimista, si en las circunstancias, más o menos favorables, sino en el Señor.

Alegre porque me siento amado por Dios.
Alegre porque me siento salvado por Cristo.
Alegre porque Dios es mi Pastor y nada me falta.
Alegre porque está cerca el Señor.
Alegre porque Dios ha entrado en mi casa.
Alegre porque el Espíritu Santo es mi mayor intimidad.
Alegre porque mi Dios es misericordioso y me perdona siempre.
Alegre porque Dios me regala en el Espíritu toda mi Riqueza.
Alegre porque el Espíritu de Dios conforta mi debilidad...

martes, 18 de diciembre de 2012

Súplicas para Tiempos Difíciles


Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame. 
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.


Amén.

lunes, 17 de diciembre de 2012

¡Oh Salvador nuestro!




"A los hombres nos es necesaria tu venida, ¡oh Salvador nuestro!, nos es necesaria tu presencia, ¡oh Cristo! Y ojalá que de tal manera vengas, que por copiosísima dignación, habitando en nosotros por la fe, ilumines nuestra ceguedad; permaneciendo con nosotros, ayudes nuestra debilidad, y estando por nosotros, protejas y defiendas nuestra debilidad. Si Tú estás en nosotros, ¿quién podrá nada contra nosotros?... Precisamente para esto vienes al mundo: para que, habitando en los hombres, con los hombres y por los hombres, se iluminen nuestras tinieblas, se suavicen nuestros trabajos y se aparten nuestros peligros".

San Bernardo, doctor de la Iglesia

domingo, 2 de diciembre de 2012

Sacerdotes santos, danos Señor


















Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.

Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.

Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.

Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.

Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes.
Amén.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Novena en honor a la Inmaculada Concepción



Por la señal...
Señor mío Jesucristo...


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).


Rezar la oración del día correspondiente:

DÍA PRIMERO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA SEGUNDO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA TERCERO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA CUARTO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA QUINTO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA SEXTO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA SÉPTIMO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA OCTAVO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
Meditar y rezar la oración final.
__________

DÍA NOVENO 

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
Meditar y rezar la oración final.

ORACIONES FINALES

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.
ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

martes, 27 de noviembre de 2012

"Venid a los pies de este altar: aquí se distribuirán las gracias!"



"La noche del 18 de julio de 1830, a eso de las 23'30, me oí llamar: "¡Sor Labouré, sor Labouré!" Desperté y miré el lado de donde venía la voz, y veo un niño vestido de blanco, de unos 4 a 5 años, que me dice: "VENGA A LA CAPILLA." Me levanté y guiada por el niño me fui a la capilla: la puerta se abrió apenas el niño la tocó con la mano. Sentada en un sillón, junto al altar, estaba la Virgen. Yo dudaba que fuese la Virgen. Pero el niño me dijo: "¡ESA ES LA SANTA VIRGEN!" Entonces la miré y di un salto hacia ella, arrodillándome a sus pies y poniendo las manos sobre sus rodillas. Me dijo:

"HIJA MíA, EL BUEN DIOS QUIERE ENCOMENDARTE UNA MISIÓN. TENDRÁS MUCHAS PENAS QUE SUPERARÁS, PENSANDO QUE LO HACES POR LA GLORIA DEL BUEN DIOS.

VENID A LOS PIES DE ESTE ALTAR: AQUÍ SE DISTRIBUIRÁN LAS GRACIAS A TODOS CUANTOS LAS PIDAN CON CONFIANZA Y FERVOR."


El día 27 de noviembre de 1830, a las 5'30 de la tarde, en medio de un profundo silencio, de nuevo la Virgen se le aparece a sor Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie sobre la esfera del mundo a sus plantas con un globo en las manos, y le dijo:

""ESTE GLOBO QUE VES REPRESENTA EL MUNDO ENTERO Y CADA ALMA EN PARTICULAR."

La figura de la Santísima Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.

Advertí que sus dedos se llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían se difundían por todas partes.

Se me dijo:

"ESTOS RAYOS DE LUZ SON EL SÍMBOLO DE LAS GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A TODOS LOS QUE SE LAS PIDEN."


Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de oro que decía:

iOH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!

"HAZ ACUÑAR UNA MEDALLA IGUAL A ESTE MODELO. TODAS LAS PERSONAS QUE LA LLEVEN CON CONFIANZA, COLGADA AL CUELLO, RECIBIRÁN GRANDES GRACIAS.""

En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.

Una vez acuñada la medalla, y propagada profusamente, los acontecimientos dieron pruebas del origen divino de su mensaje.

Fuente: http://webcatolicodejavier.org/apariciones.html

domingo, 25 de noviembre de 2012

Recemos por nuestros sacerdotes:



Omnipotente y Eterno Dios: dígnate mirar el rostro de tu Cristo, Eterno y Sumo Sacerdote, y por amor a ÉL, ten piedad de tus sacerdotes.

Recuerda, oh Dios misericordioso, que no son sino débiles y frágiles criaturas. Mantén vivo en ellos el fuego de tu amor. Guárdalos junto a Ti, para que el enemigo no prevalezca contra ellos, y para que en ningún momento sean indignos de su sublime vocación.
  • ¡Oh Jesús!, te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes;
  • por tus sacerdotes tibios e infieles;
  • por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones;
  • por tus sacerdotes que sufren la tentación;
  • por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación;
  • por tus sacerdotes jóvenes;
  • por tus sacerdotes ancianos;
  • por tus sacerdotes agonizantes;
  • por las almas de tus sacerdotes que padecen en el Purgatorio.

Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más queridos: al sacerdote que me bautizó, al que me absolvió de mis pecados; a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión; a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me alentaron y aconsejaron; a todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud.

¡Oh Jesús!, guárdalos a todos junto a tu Corazón y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y la eternidad. Así sea.

*****
Roguemos al dueño de la mies que mande muchos y santos operarios a su mies.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Actos de súplica



Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.

H. ORZANCO (C.M.)


jueves, 22 de noviembre de 2012

Actos de gratitud


Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.
Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.
Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.

H. ORZANCO (C.M.)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Actos de contrición



¡Jesús mío, misericordia! 

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida. 
Por los de mi niñez y adolescencia. 
Por los de mi juventud. 
Por los de mi edad adulta. 
Por los que conozco y no conozco. 
Por lo mucho que te he disgustado con ellos. 
Por lo mal que me he portado contigo. 
Siento mucho haberte ofendido. 
¡Perdóname, perdóname, perdóname! 
Perdóname según tu gran misericordia. 
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti. 
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados. 
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad. 
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador. 
Perdóname, porque estoy muy arrepentido. 
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia. 
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes. 
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados. 
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo. 
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho. 
Jesús, sé para mí Jesús. 

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús. 
¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación! 


H. ORZANCO (C.M) 

martes, 20 de noviembre de 2012

Actos de caridad


Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.
Porque Tú me has amado infinitamente.
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme.
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mi en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian.
¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes). 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Saludemos a María Santísima:

Foto: Saludemos a María:

Santa María, Madre de Dios,
conservadme un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dadme un corazón sencillo
que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.

Formadme un corazón manso y humilde,
amante sin exigir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón
ante vuestro divino Hijo;
un corazón grande e indomable,
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor con herida que sólo se cure en el cielo.

Santa María, Madre de Dios,
conservadme un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dadme un corazón sencillo
que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.

Formadme un corazón manso y humilde,
amante sin exigir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón
ante vuestro divino Hijo;
un corazón grande e indomable,
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor con herida que sólo se cure en el cielo.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Súplicas a Jesús Sacramentado a favor del Clero



A nuestro Santísimo Padre,
        Envuélvelo en tu gracia, Señor.
A los Cardenales y Delegados,
        Envíales tu luz, Señor.
A los Sacerdotes Párrocos,
        Dales acierto, Señor.
A los Vicarios y Colaboradores,
        Guíalos, Señor.
A los Sacerdotes Misioneros,
        Protégelos, Señor.
A los Sacerdotes predicadores,
        Ilumínalos, Señor.
A los Sacerdotes Directores de almas,
        Instrúyelos, Señor.
A los Sacerdotes Religiosos,
        Hazlos perfectos, Señor.
A los Sacerdotes de Seminarios,
        Dales tu ciencia, Señor.
A los Sacerdotes en peligro,
        Líbralos, Señor.
A los Sacerdotes tentados,
        Dales el triunfo, Señor.
A los Sacerdotes en pecado,
        Dales tu gracia, Señor.
A los Sacerdotes celosos,
        Ayúdales, Señor.
A los Sacerdotes pobres,
        Socórrelos, Señor.
A los Sacerdotes débiles,
        Fortalécelos, Señor.
A los Sacerdotes turbados,
        Dales la paz, Señor.
A los Sacerdotes aislados,
        Acompáñalos, Señor.
A los Sacerdotes atados a las cosas de la tierra,
        Rompe sus cadenas, Señor.
A los Sacerdotes enfermos,
        Sánalos, Señor.
A los Sacerdotes ancianos,
        Sostenlos, Señor.
A los Sacerdotes difuntos,
        Dales la gloria, Señor.
De toda la Iglesia militante y purgante,
        Apiádate, Señor. Amén.

(Recítese ante el Santísimo expuesto o ante el Sagrario, para que el Señor dé a su Iglesia abundantes Sacerdotes Santos).

sábado, 17 de noviembre de 2012

Enamórate del Señor




Enamórate, nada puede importar más que encontrar a Dios, 
es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación 
y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana,
qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana,
Lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón,
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate! Permanece en el amor. 
Todo será de otra manera.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Oración de Santa Teresita por los Sacerdotes



¡Oh Jesús, Eterno Sacerdote! Guarda a tus sacerdotes al abrigo de tu Corazón. Guarda sin manchas sus manos consagradas que diariamente tocan tu santo Cuerpo, y limpios sus labios teñidos con tu preciosa Sangre.

Guarda puros sus corazones, marcados con el sello sublime del Sacerdocio, y no permitas que el espíritu del mundo los contamine. 

Bendice sus tareas apostólicas con abundantes frutos  y haz que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas, que serán su consuelo aquí y su corona eterna. Amén.

Santa Teresita

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Dulce Madre, no te alejes


Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes.
Ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes.
Ya que me proteges tanto como verdadera Madre,
Haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén. 


martes, 13 de noviembre de 2012

Haz el bien...


"No os agobiéis buscando las causas de los grandes problemas de la humanidad; contentaos con hacer lo que podáis para resolverlos ayudando a los que lo necesitan. Algunos me dicen que haciendo caridad a los demás quitam
os las responsabilidades que los Estados tienen hacia los necesitados y pobres. Esto no me preocupa en absoluto, porque, por lo general, no es el amor lo que ofrecen los Estados. Hago sencillamente lo que debo hacer, el resto no me compete.

¡Dios ha sido tan bueno con nosotras! Trabajar en el amor es siempre un medio para unirnos a Él. ¡Fijaos en lo que Cristo ha hecho durante su vida terrenal! 'Pasó haciendo el bien'. Les recuerdo a mis hermanas que pasó tres años de su vida pública curando enfermos, leprosos, niños y otros. Es exactamente lo que hacemos nosotras predicando el Evangelio a través de nuestras acciones. Consideramos un privilegio el hecho de poder servir a los demás e intentamos a cada instante hacerlo con todo nuestro corazón. Sabemos bien que nuestra acción no es más que una pequeña gota de agua caída en el océano; pero sin nuestra acción, faltaría esa gota".


Beata Teresa de Calcuta
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