A nuestro Santísimo Padre,
Envuélvelo en tu gracia, Señor.
A los Cardenales y Delegados,
Envíales tu luz, Señor.
A los Sacerdotes Párrocos,
Dales acierto, Señor.
A los Vicarios y Colaboradores,
Guíalos, Señor.
A los Sacerdotes Misioneros,
Protégelos, Señor.
A los Sacerdotes predicadores,
Ilumínalos, Señor.
A los Sacerdotes Directores de almas,
Instrúyelos, Señor.
A los Sacerdotes Religiosos,
Hazlos perfectos, Señor.
A los Sacerdotes de Seminarios,
Dales tu ciencia, Señor.
A los Sacerdotes en peligro,
Líbralos, Señor.
A los Sacerdotes tentados,
Dales el triunfo, Señor.
A los Sacerdotes en pecado,
Dales tu gracia, Señor.
A los Sacerdotes celosos,
Ayúdales, Señor.
A los Sacerdotes pobres,
Socórrelos, Señor.
A los Sacerdotes débiles,
Fortalécelos, Señor.
A los Sacerdotes turbados,
Dales la paz, Señor.
A los Sacerdotes aislados,
Acompáñalos, Señor.
A los Sacerdotes atados a las cosas de la tierra,
Rompe sus cadenas, Señor.
A los Sacerdotes enfermos,
Sánalos, Señor.
A los Sacerdotes ancianos,
Sostenlos, Señor.
A los Sacerdotes difuntos,
Dales la gloria, Señor.
De toda la Iglesia militante y purgante,
Apiádate, Señor. Amén.
(Recítese ante el Santísimo expuesto o ante el Sagrario, para que el Señor dé a su Iglesia abundantes Sacerdotes Santos).
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