lunes, 23 de julio de 2012

Ayúdame, ¡oh Señor!


Concédeme, Señor, la gracia de saber recogerme en el pequeño cielo de mi alma donde has establecido tu morada. Ahí, Señor, te descubres a los que te buscan y te dejas sentir antes y más intensamente que en otras partes y preparas más rápidamente al alma para introducirla en tu intimidad. Entonces parece se levanta el alma con el juego, que ya ve lo es las cosas de este mundo. Álzase al mejor tiempo, y como quien se entra en un castillo fuerte para no temer los contrarios... Tengo por imposible, si trajésemos cuidado de acordarnos tenemos tal huésped dentro de nosotras, nos diésemos tanto a las cosas del mundo, porque veríamos cuán bajas son para las que dentro poseemos.


Ayúdame, ¡oh Señor!, a apartar mis sentidos de las cosas exteriores y a recogerlos en Ti; hazlos obedientes a la llamada de mi voluntad, para que, cuando quiera esconderme contigo en mi interior, se recojan espontáneamente atraídos por tu presencia, como se vienen las abejas a la colmena y se entran en ella para labrar la miel.



Sta Teresa de Jesús

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